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Felicidad de los españoles en Argentina

Desde la embajada se sintió fuerte el “a por ellos”

Desde la embajada se sintió fuerte el “a por ellos”

jueves 08 de julio de 2010, 21:43h
Gritos, abrazos, felicitaciones y alguna que otra lágrima fueron el resultado de la clasificación de España a la final del mundial de todos los españoles que presenciaron el partido en la pantalla gigante que se instaló en la Embajada.
Los trajes quedaron de lado, y, la vestimenta de la selección fue la  elegida para ese momento tan especial, y, para sentirse “más en la cancha” hasta había un sector para pintarse de rojo y amarillo.

Con un gran optimismo, más de cien fervorosos hinchas se acercaron a la embajada, se vieron sorprendidos por la gran cantidad de medios argentinos que -si mal no recuerdo nunca hubo tantos-quienes no perdieron detalle del sentimiento con que se vivió la semifinal en el salón que quedó chico ante semejante expectativa.

Encabezando la barra se encontraba el embajador Rafael Estrella, al que poco pareció importarle la baja temperatura, ya que el calor humano y los nervios que se sentían en el recinto llevaban la sensación térmica a límites insospechados y su remera de la selección de manga corta era la adecuada para la ocasión.

Corresponsales españoles con “la roja puesta”,  otros alentando a más no poder, más empresarios que en ese instante poco le importaba si la bolsa subía o bajaba ya que en su cabeza solo estaba la posibilidad de un gol.

A todo esto hay que agregarle la pasión que pusieron las mujeres presentes, que con sus gritos se llevaron toda la atención.

Ya desde la entonación del himno se sentía que no iba a ser una jornada más, y a pesar de que los más aplaudidos eran el goleador David Villa o Casillas, la fiesta se desató cuando el gran Puyol impactó ese impecable cabezazo que le iba a dar la clasificación a la final.

La bronca que generó la situación de gol que desperdició Pedro, rápidamente fue olvidada al escuchar el pitazo final, y el “yo soy español, español” retumbó fuerte en Buenos Aires.

La despedida fue con la promesa de reencontrarse el próximo domingo en la Embajada, con la misma ropa, repitiendo todas las cábalas para ver si España logra con toda justicia el primer mundial de su historia
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