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La aguja en el dedo

La aguja en el dedo

sábado 10 de julio de 2010, 17:57h

Ismael Gómez Figueroa estudió Comunicación en Sevilla pero en su camino se dio de cara con la moda. No sabía coser pero se puso manos a la obra llevando por bandera ese dicho que asegura que quien algo quiere algo le cuesta. Así que con paciencia y mucha práctica empezó a diseñar colecciones y a darse a conocer entre un público al que le gusta vestir de forma diferente. 

Bautizó su firma con el inquietante nombre de La aguja en el dedo y quiere dar esa guerra que el público exige a quien se anuncia como innovador y rompedor de estilos.  A Ismael Gómez Figueroa lo llamaron hace dos años de Andalucía de Moda para que expusiera en Plataforma, su apartado de jóvenes promesas. Llevó sus prendas, todas cosidas a mano, y cautivó tanto  a crítica y público que una “cazatalentos” lo fichó para el FIB, (Festival internacional de Benicàssim). “Es una pasarela que lleva funcionando doce años y en donde han exhibido sus colecciones firmas que ahora están consolidadas como La Casita de Wendy o El Delgado Buil”.

Ha expuesto también sus prendas en el Showroom de Ego, en Cibeles y en El Baluarte de la Candelaria, en Cádiz.

Libre para diseñar

Ismael Gómez Figueroa huye de las tendencias y de seguir a pie juntillas las propuestas de las revistas especializadas. Quiere ser libre a la hora de diseñar, aunque asegura que su clientela es, por regla general, de fuera de Sevilla, por eso quiere ampliar el circuito de ventas y salir de Andalucía. Su reto es llegar al resto de España y al extranjero.

Considera que Nicolás Vaudelet es uno de los mejores diseñadores del momento,  pero no cree en las ayudas de los organismos oficiales. Dice que en ese aspecto no ha tenido suerte, aunque intuye que hay pocos fondos para emplearlos en el sector.

“La moda no es un arte, aunque hay diseñadores que crean piezas de gran belleza, pero la moda es muy cambiante y en cuanto se populariza pierde originalidad y es muy difícil innovar. Mis referentes son los jóvenes diseñadores, de los que me nutro, porque aportan mucha frescura a este mundo”.

Pero Ismael, que ahora tiene como socio a Javier Bartel, un joven estudiante de Moda, es crítico con los críticos, con aquellos que se permiten juzgar desde el desconocimiento. “Debería haber más rigor en esos profesionales, que al final lo único que les interesa son los famosos que acuden a los desfiles y no las colecciones que se presentan en la pasarela”.

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