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"¿Estamos locos o qué?"

'Lo que esta Selección nos ha enseñado'

"Lo que esta Selección nos ha enseñado"

lunes 12 de julio de 2010, 10:30h

Hay días (especialmente los lunes) en los que el que se dedica a escribir se levanta con pocas ganas de buscar temas. Obviamente este lunes no es así. Está más que claro de qué hay que hablar…por más que todo el mundo esté hablando de lo mismo.

Yo no soy especialmente futbolera pero sí me gustan los partidos de la Selección. Quizás porque en ellos se aúnan muchas de las cosas que a una le hacen reconciliarse con muchas aspectos buenos de la vida. Pero antes de nada quiero hacer una reflexión en alto y compartir con ustedes lo que nos ha dejado este Mundial y lo que hemos aprendido con él.

Lo primero fue un baño de humildad nada más llegar. Creo sinceramente que la derrota frente a Suiza nos hizo ver que no estábamos en un partido charanguero y que, aunque partiésemos como favoritos, los partidos se ganan el campo metiendo goles…y sin que nos los metan. Nos hizo poner los pies en la tierra, pero especialmente a los que formamos la familia de la afición, no a los jugadores que han demostrado y demuestran que ellos están hechos de otra pasta diferente a la que conforman la del hombre chulesco.

Luego vinieron las críticas: La prensa extranjera, Maradona…un solo resultado nos había cambiado de favoritos a apestados. Nosotros, los aficionados, nos exaltamos. Ellos, los jugadores, callaron y siguieron a lo suyo: entrenar duro sin hacer caso a lo demás, sin distraerse. Con suma elegancia callaron y si de alguna manera respondieron fue con el siguiente partido: ganando.

Mientras, las tertulias en España, las radiofónicas, las televisivas y por supuesto las de los bares, ejercían el oficio que todo español lleva dentro, el de seleccionador nacional. Unos, más benevolentes que otros, daban soluciones. Los otros, los menos, perdían toda esperanza de pasar de octavos.

Tampoco se libró Sara Carbonero de las críticas. Unos estúpidos se dedicaron a arremeter contra ella dando por hecho que su presencia a pie de campo distraía a la selección…porque todo el mundo sabe que el que tiene pareja no puede desempeñar bien su trabajo (íbamos aviados el resto del mundo si así fuese). Pero Sara, quizás contagiada por el espíritu del equipo nacional, calló y siguió haciendo su trabajo como mejor supo y pudo. También tuvimos al enemigo en casa, González Urbaneja, y muchos, en realidad creo que la inmensa mayoría de los que ejercemos esta estupenda profesión, nos sentimos avergonzados de tener un sujeto así que nos represente a los profesionales en Madrid.

Mientras el Mundial iba pasando, los chicos de la selección iban ganando, con esfuerzo, con resultados no muy grandilocuentes, pero ganando. Y seguían sin creérselo. Sin grandes celebraciones más allá de caras de satisfacción, abrazos, un brindis quizás antes de acostarse y al día siguiente de nuevo al tajo. Y así, a poquitos fuimos pasando de fases.

También tuvimos que aguantar el orgullo argentino en manos de la bocaza de su entrenador, el siempre ejemplo de modelo a seguir, Maradona. Tampoco dijo nada el entrenador. Dio la callada por respuesta y siguió a la suyo: entrenar. Cuando poco después la gran Argentina perdió, ejerció de nuevo la clase y no hizo leña del árbol caído. Y podría haberlo hecho y hubiese dado en el clavo. Teniendo en cuenta que, como alguien me dijo el otro día, si a los argentinos les dieran a elegir entre ganar el Mundial o subir cuatro puntos en su PIB, ten por seguro que ganaría la primera opción…el daño a su orgullo patrio, sería todo una señor ataque…pero Vicente del Bosque se comportó como un señor y calló. Y siguió entrenando.

Podría poner cientos de ejemplos. Pero me quedaré con sólo estos y añadiré las virtudes que tienen nuestros chicos: su unidad. Con ella nos han demostrado a todos que las estrellas sólo tienen cabida en el cielo. Que tomen buena nota las estrellitas de algunos equipos nacionales que montan numeritos y no siempre hacen ganar a sus clubes. Aquí han ganado todos. Puede que cada español tenga su preferencia pero aquí son todos una piña. Nadie es mejor que nadie ni ninguno es imprescindible.

La humildad: Perdieron nada más llegar pero no se rebelaron ante críticas. Siguieron trabajando para enmendar lo roto. No se arredraron ni se vinieron abajo. Con el esfuerzo consiguieron ganar.

Qué duda cabe que todos y cada uno de ellos son un ejemplo a seguir por nuestros niños y jóvenes. Han demostrado que sus valores van mucho más allá del terreno de juego. Quizás por ello han conquistado el corazón de todos y cada uno de nosotros, incluidos los que no tienen la mínima pasión ni por el fútbol ni por España.

Bueno, y ya el broche: el pedazo de beso de Iker a su chica. Sin comentarios más allá que Olé, olé y olé.

Han conseguido lo que ningún político: que España entera ondee con orgullo su bandera, ésa que nos representa a todos y que así debería ser siempre por encima de bandos, partidos, opciones políticas o religiosas. Tenemos esa bandera que nos identifica como españoles, aquí y fuera de nuestras fronteras. Ellos lo han hecho.

También han conseguido que nos pongamos en pie al escuchar el himno y que sintamos un profundo sentimiento de felicidad por ser españoles.
Por todas esas cosas y porque nos han hecho inmensamente felices, gracias!!!!

Y desde aquí propongo ya que sean los merecedores del próximo Príncipe de Asturias de los Deportes. No se merecen menos.

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