Elogio de la humildad

Esfuerzo, ilusión, entrega, espíritu solidario, trabajo en equipo, competencia, calidad personal, ser buena gente, espíritu de superación, deportividad, atrevimiento, desparpajo, concentración, talento…son muchas las virtudes de los 23 de la roja más Vicente del Bosque y de las que mucho podríamos aprender. Pero de todas ellas me quedo con una: humildad. Aquí nadie saca pecho, solo para que se lo partan, como casi literalmente le estuvo a punto de ocurrirle a Xabi Alonso. Con tanto megacrack de barrio que estamos acostumbrados a soportar en la vida nacional, con tanto narciso fatuo como anda por ahí suelto es bueno aprender que esta generación de españoles campeones del mundo, como lo son también Rafa Nadal o Pau Gasol, son humildes.

Conocen sus virtudes y sus defectos, jamás hablan de ellos en plural mayestático ni te hacen pensar que no sabes con quien estás hablando. Porque saben que lo que son y lo que tienen se lo han ganado a pulso pero con la contribución, el apoyo y el sacrificio de mucha gente, de muchos que dieron tanto como ellos para lograr una victoria pero por una u otra causa se quedaron con las ganas. Estos ídolos son nuestros y aunque no lo parezca y nos cueste creerlo tienen nuestras virtudes. Porque como son los más listos del barrio han sabido extraerlas entre la maraña de complejos, de meteduras de pata y hasta de miserias con la que tantas veces las ocultamos. Nos han enseñado de lo que somos capaces cuando nos ponemos a ello y no vamos por ahí perdonando vidas, solo trabajando, con empeño, con humildad, sabiendo que lo imposible empieza un poco a dejar de serlo en cuanto apretamos los dientes y vamos a por ello. ¿Nos lo vamos a creer? Mejor nos iría…