El gol de Andrés Iniesta

   Ayer daban muchas ganas, durante el partido de la final España-Holanda, de escribir algunas líneas sobre el fenómeno del fútbol,  al constatar, por la Gran Via de Madrid, tal EN-TUSIASMO (la palabra “entusiasmo” viene del griego, “en-theos”, que significa “lleno de Dios”) tal ALBOROTO, tal ALEGRIA, tal PATRIOTISMO, tales "banderas de nuestros padres ondeadas por nuestros hijos, tales camisetas con el nombre de ESPAÑA ESPAÑA ESPAÑA ESPAÑA, tales trompetillas destrozando los tímpanos de los sanos y la poca salud de los enfermos.
 
   Hoy la fiesta sigue (no sabemos por cuánto tiempo, para tranquilidad de nuestros políticos). Las emisoras de radio, las cadenas de TV y la prensa escrita digital, sólo están pendientes de lo que está pasando en la capital de ESPAÑA.
 
   ¡Qué paradojas: lo que no unió Franco, ni el Sagrado Corazón, ni la Virgen de Fátima, ni el Congreso Eucarístico Internacionalde Barcelona, ni las "manifestaciones sindicales" en el Estadio Bernabéu el 1º de Mayo..... ¡lo ha conseguido el fútbol!
 
   El PP no logra unir a España. El PSOE tampoco. IU, CiU, ERC, PNV menos. ¡Y no digamos esa mujer atípica y oportunista llamada Rosa Díez¡
 
   Pero hete aqui que un partido de fútbol celebrado en una ciudad de Suráfrica, allá en pleno invierno y acá en pleno verano... ha conseguido el milagro inconcebible de "unir" (¿unir?) a más de 40 millones de españoles (¿españoles?, y eso qué es? "Somos españoles...¡casi ná!", decía un eslógan de hace décadas, ¿se acuerdan?).
 
   He aqui la gran pregunta: ¿de verdad, esta hermosa, esta bella, esta inaccesible COPA -que hay que reconocer que emociona incluso a los más escépticos, a los más indiferentes, y hasta a los mayores enemigos del´"deporte rey"- ha logrado unir a todos los españoles? ¿No será una ilusión óptica? ¿No será un mal sueño? Es más: ¿puede ser el sueño de toda nuestra vida?
 
   ¿Nos hará olvidar esta inmensa, esta gigantesca fiesta nacional, la incomprensión, la insolidaridad, la falta de diálogo, la ambición, la violencia, la corrupción, la desigualdad de clases, de economías, la falta de vivienda digna, de trabajo digno, de vida digna, y el miedo y la incertidumbre por su futuro que padecen millones de españolitos, y los que hoy han salido a la calle, felices de pensar que son felices, en-tusiasmados con ese dios del fútbol que sólo es justo, sabio, poderoso y misericordioso con las estrellas del balompié?
 
   El Rey, el Presidente del Gobierno, el líder de la Honorable (¿)  Oposición mayoritaria, ¿habrán pensado de verdad, se lo habrán creído honestamente, que hoy TODOS SOMOS ESPAÑOLES, que TODOS SOMOS BUENOS, y que TODOS HEMOS GANADO UN CAMPEONATO DEL MUNDO?
 
   Uno se hace esta pregunta en medio de la emoción, casi irracional, que produce el espectáculo de una España (¿una? ¿España?) colapsada por la felicidad inducida por nuestros 23 extraordinarios futbolistas, (y su admirable en muchos sentidos seleccionador) y ese gol in extremis de un pequeño gran futbolista llamado Andrés Iniesta.