Su regreso a la escena se produce el día 7 de julio, en el mismo momento en el que el presidente
Raúl Castro anunciaba la liberación de todos los presos del grupo de los 75, encarcelados en el 2003, durante el mandato de
Fidel.
Su participación este lunes 12 en un programa de debate político de la TV local, ocurre apenas unas horas antes de que se inicie la salida hacia España de los primeros liberados, cuyos familiares confirmaron que el viaje es inminente.
Las autoridades cubanas están concentrando en una prisión de La Habana a los presos que saldrán rumbo a España.
Alida Viso, esposa de
Ricardo González, dijo que hablan por teléfono a diario, que lo están tratando mejor y que le tomaron las medidas para hacerle un traje y comprarle zapatos.
También confirmó que el domingo, los familiares fueron trasladados a una dependencia del Ministerio del Interior en la que se les hizo un chequeo médico y los tramites de migración. Ahora están a la espera del viaje que se producirá durante los primeros días de esta semana.
Mientras tanto, las Damas de Blanco, organización que nuclea a las esposas y madres de los prisioneros, volvieron a realizar una marcha pública el domingo pasado para reclamar la liberación de todos los presos políticos.
¿Espaldarazo a su hermano?
Hacía 4 años que Fidel Castro no hacía una visita pública como la que realizó el pasado miércoles a un centro científico de La Habana. Lo que más llamó la atención es que reaparece en un momento clave, cuando se anuncia la liberación de los presos políticos.
La actitud relajada del Comandante y la sonrisa que luce en casi todas las fotos son traducidas en Cuba como un gesto de respaldo a las excarcelaciones de disidentes decididas por su hermano, tras una negociación con la Iglesia Católica y el gobierno español.
El tema es especialmente delicado porque Fidel Castro era presidente cuando se ordenó el arresto de los 75 opositores, condenados a penas de 20 años de prisión. Muchos creyeron que se trató de una maniobre para canjearlos por los 5 agentes cubanos presos en EEUU.
De hecho el General Raúl Castro ofreció públicamente a Washington realizar este intercambio de prisioneros pero las autoridades estadounidenses se negaron. Perdidas las esperanzas de un canje se abrió las posibilidades de negociar con otros actores.
El trasfondo
Sin duda la muerte de un preso político tras 3 meses de huelga de hambre generó una presión internacional que se sintió en La Habana. Sin embargo, el cambio de actitud parece más ligado a alianzas políticas y necesidades económicas.
Los pasos previos a estas excarcelaciones están marcados por un acercamiento entre el gobierno de Raúl Castro, la Iglesia Católica y el Canciller
Miguel Ángel Moratinos. Fueron meses de diálogo en los que se limaron asperezas y se hicieron a un lado desconfianzas.
La posibilidad real de que la Unión Europea elimine la Posición Común en relación a Cuba y el debate en el Congreso de los EEUU de una ley para autorizar el turismo a la isla son dos elementos claves para entender la decisión de las autoridades cubanas.
Según lo ha repetido hasta el cansancio el presidente Raúl Castro, la gran batalla que enfrenta en este momento Cuba es económica. En este sentido, eliminar las restricciones europeas y recibir turistas estadounidenses puede marcar la diferencia.
Disidencia, ¿y ahora qué?
La oposición en tanto parece quedar ahora sin bandera, prácticamente las únicas actividades que realizan desde hace meses son por la libertad de los presos políticos, en concreto la huelga de hambre de
Fariñas y las marchas de las Damas de Blanco.
El disidente volvió a alimentarse y las Damas marcharon el pasado domingo por las calles de La Habana sin enfrentar el menor problema, gracias a la autorización dada por el gobierno a través del Cardenal cubano Jaime Ortega.
La líder de las esposas de presos,
Laura Pollán, dijo a la prensa que continuarán protestando hasta que salga el último preso político. Sin embargo, difícilmente contarán con el mismo apoyo internacional dado que entre los 115 que aún quedan en prisión hay reos por asesinato de civiles y por detonar explosivos en lugares públicos.
El resto de los grupos opositores han perdido todo su protagonismo. La liberación de los presos políticos los pone ante la disyuntiva de encontrar un nuevo objetivo que los una y les permita mantener cierta presencia política nacional e internacional.
Los dos grandes dramas de la disidencia cubana son el escaso arraigo social que les impide crecer en el número de militantes y la fragmentación política, que los divide en decenas de pequeños grupos, algunos de ellos enemigos entre sí.
Fernando Ravsberg, corresponsal de la BBC en Cuba.
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