Tras el recorrido por toda la ciudad en autobús descapotable, la Selección, campeona del mundo, culminó la fiesta con un acto en la explanada del Puente del Rey, con música, megafonía y una escenografía faraónica preparada por el Ayuntamiento de Madrid. Sin embargo, llamó la atención el abuso de música folklórica, mucha sevillana y canciones tradicionales. Desde una actuación de
David Bisbal en la que le costó dios y ayuda conseguir que la gente, demasiado alejada, coreara sus estribillos, acabando por una surrealista intervención de
Manolo Escobar. El veterano cantante se limitó a hacer un chapucero
karaoke, cuando le dejaban, eso sí, los jugadores de La Roja, que no dejaron
de voltearle, abrazarle e incluso hacerse fotos con él en plena intervención del 'Que viva España'.
Los comentarios generalizados fueron muy claros: algo de 'casposidad' combinada, eso sí, con una celebración moderna y con música que ahora mismo está más de moda. Porque el fin de fiesta, así como un "campeones, campeones" enlatado a ritmo de
'chunda chunda', recordaron a unas fiestas de pueblo, sin pretender ofender a nadie.
Mientras, en los minutos en los que la Selección fue protagonista central,
Pepe Reina, segundo portero del equipo, asumió el papel de líder para presentar a todos sus compañeros y hacer decenas de gracias con los integrantes del equipo. Tanto él como
Iker Casillas y algún otro miembro del combinado nacional olvidaron 'lavarse' la boca y los 'tacos' fueron continuos: desde "cabrones" a "hijos de puta", pasando por expresiones como "dando por culo". Pero era parte de la fiesta, y la euforia todo lo disculpa.
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