¡Vaya por Dios! Tan enemigos irreconciliables, tan batalladores dialécticamente unos contra otros -otros contra unos-, tan en desacuerdo en todo... y se ponen de acuerdo en meterse en asuntos que no les competen. Pongamos que se habla/escribe de PP y PSOE, de PSOE y PP. Porque las señorías de ambos partidos, especialistas en tirarse los trastos y en insultos mutuos, han llegado a ¡un acuerdo!: decidir ellos, y no los profesionales de la prensa, el tiempo o espacio que deben darle las televisiones privadas a sus informaciones electorales.
Si el asunto ya era discutible en las televisiones públicas, mucho más lo es en las privadas -por cierto que l anueva norma no afecta a la radio, ¿...?- , ya que deben ser los profesionales, los periodistas, los que decidan qué es lo de mayor interés y que por tanto debe darse prioritariamente, al margen de los votos, diputados, parlamentarios y ediles. Sólo por cuestión de lógica, de periodismo duro y puro.
Pues no. Las huestes de
Zapatero y
Rajoy, Rajoy y Zapatero, imponen su dictadura mediática, con obligatoriedad de cumplimiento que vigilará la Junta Electoral incluso con posibilidad de sanciones. Toma libertad. ¿Actitud impresentable? Sí, pero el adjetivo nos parece que se queda corto, muy corto. Añádanle ustedes el que quieran.
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