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Bachelet entrampada

Bachelet entrampada

jueves 17 de mayo de 2007, 22:30h
La Presidenta de Chile, Michelle Bachelet, llega al día de la tradicional entrega de la Cuenta a la Nación sobre la marcha del gobierno, que se realiza cada 21 de Mayo ante el Congreso Pleno, en complejas condiciones políticas. El ambiente político y social se siente crispado y el pronóstico es, por lo menos, de nubarrones sobre el escenario.

La Moneda se ve entrampada en un empate político en el país y en el Congreso, y en un escenario político social, cuyo signo es la incertidumbre y la exasperación, que algunos interpretan como el germen de una explosión social que podría tornarse incontrolable.

La gobernante Concertación de Partidos por la Democracia, según algunos analistas, habría perdido su razón de existencia original, la contradicción entre democracia y dictadura,

El analista político y abogado, de militancia democratacristiano, Jorge Navarrete P. anotó en un comentario periodístico que "superada la emergencia de la lucha contra la dictadura, habiendo concluido en lo grueso el proceso de transición democrática y, al mismo tiempo, corregido parte del déficit de la política social neoliberal, lo cierto es que la Concertación parece no saber muy bien como transitar el resto del camino".

De otra parte, el cientista político, Alfredo Joignant, de orientación socialdemócrata, indicó que la crisis vivida por la Concertación en el 2006 y en los primeros meses de este año, "pone en evidencia el agotamiento de su proyecto histórico originario", reconociendo al mismo tiempo que "buena parte de la misión original de la Concertación se cumplió con éxito".

Joignant  plantea la necesidad de una "refundación" o "reinvención", de la Concertación, o de una "nueva" coalición, y Navarrete, habla de "la ausencia de un proyecto concertacionista, léase progresista, acorde con la actual coyuntura y los desafíos del futuro", apelando además "a cierta lealtad y disciplina", de los actores políticos: parlamentarios y dirigentes.

No es casualidad entonces que la Presidenta reproche las "peleas chicas", y la presidenta del Partido Demócrata Cristiano y "presidenciable", Soledad Alvear, constató públicamente que "la situación no da para más".

El cuadro se hace más complicado cuando la Derecha, que representa más del 45 por ciento del electorado, ha entrado en un estado de "insubordinación" y desarrolla una estrategia de "desalojo" de la Concertación del gobierno del país, según la voz de orden que contiene el titular de un libro de uno de sus líderes intelectuales: el senador Andrés Allamand.

Como saben los chilenos, el último desalojo -manu militari- de un presidente de Chile y su coalición de gobierno, fue el 11 de septiembre de 1973, con las conocidas consecuencias; una dictadura criminal de 17 años, y más de tres mil asesinados. Pero también un modelo neoliberal en lo económico, y una destrucción del tejido social del país.

Desde luego, a la estrategia del Desalojo, corresponden tácticas de "no dar cuartel" al gobierno de la Presidenta Bachelet y la Concertación, lo cual implica negarle la sal y el agua ante cualquier iniciativa, frustrando sus proyectos en salud y educación, las reformas sociales y políticas necesarias para concluir la democratización del país,

Lo que ha sucedido es que la Derecha ha pasado de la consigna, también acuñada por Andrés Allamand, a mediados de los años 90, de "la democracia de los acuerdos", con que la Derecha mantuvo el control de la transición, a una estrategia de "toma del poder", de desestabilización permanente y de obstrucción al Gobierno,

La enervación del clima político, por otro lado, conduce a una actitud de combate cuerpo a cuerpo en la política, y es notorio el incremento de las ofensas, la descalificación, la insolencia y hasta el virtual desacato en el lenguaje de la oposición de derecha, y un clima social de crispación,

No es extraño entonces que esta tensión se traslade a la sociedad, y que ante episodios de fallas, puntuales, técnicas, en el Metro de Santiago, o en complejas situaciones como las que condujeron a la muerte de un obrero en una huelga, explote la exasperación y se altere el orden público, terreno fértil para la acción de los grupos antisistémicos y aventureros.

De manera que el escenario político, cuando la Presidenta de cuenta de la marcha del país y del cumplimiento de su Programa de Gobierno, no puede ser más complejo, con una coalición gobernante indisciplinada y en contradicción permanente, con escasos afectos mutuos, escasa sintonía, y sin un proyecto común; y además una oposición de derecha en franca insubordinación.

Lo que hace falta es saber es si la capitana de este barco que se llama Chile será capaz de dar un golpe de timón, y sin perder las virtudes que caracterizan su liderazgo, "pone orden" en casa y se hace respetar.

Recuperar la conducción política, tomar la iniciativa, imponer los temas en discusión, parecen ser las condiciones para garantizar el éxito de la experiencia única de una mujer Presidenta en Chile, y garantizar el objetivo confesado de obtener un quinto presidente de la coalición.

De lo contrario, lo que parece evidente es que la Derecha chilena, de una manera también inédita en el país, puede recuperar el poder político, por medio de la voluntad popular expresada en las urnas, el que perdió al ser derrotado Pinochet en el Plebiscito del 5 de octubre de 1988, cuando el 55 por ciento de los chilenos rechazó su intención de mantenerse en el poder por ocho años más.

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Marcel Garcés
Periodista
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