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Estoy jodida

Estoy jodida

jueves 05 de agosto de 2010, 06:14h
Estoy jodida. De esta manera resumió la delicada situación de salud en la que se encuentra la señora Ana María Romero, senadora por el MAS, en el departamento de La Paz. Primero lo primero. Sólo usted conoce la magnitud del dolor que le acompaña y sólo usted puede comprender la palabra de aliento y esperanza que nos provee Dios, nuestro Señor, en estos momentos de tribulación. Él nos recuerda en cada detalle de la vida que usted no está sola. Ninguna colección de palabras que yo o cualquiera escriba tiene el poder de consuelo y esperanza que Jesucristo nos ofrece. Y usted lo sabe. Usted siempre lo supo. Usted comparte nuestra fe y los valores de nuestra Iglesia Católica desde hace mucho tiempo.

Es lamentable que la enfermedad la prive de la posibilidad de cumplir con la representación política en la Directiva de la Cámara de Senadores y en la Asamblea Legislativa Plurinacional. El país siente su ausencia, los que votaron por usted y también quienes no lo hicieron. Muchas personas hablan de usted con enorme afecto. Pero otras todavía no entienden la decisión suya de apoyar el actual proceso político a pesar de todos los atropellos que se cometen en nombre de la revolución político cultural.

Un par de meses antes de las elecciones de diciembre de 2009, en plena campaña electoral, coincidí con la señora Ana María en un aeropuerto nacional. En el poco tiempo que duró la amable conversación me hizo patente su confianza en la palabra y en las buenas intenciones del señor Presidente de abrirse al diálogo y aproximarse así a las maltratadas clases medias del país. No dudé en ese momento ni albergo duda alguna de que fue sincera. Confiaba sin ambages en un cambio de actitud del Presidente respecto de la Iglesia Católica, de las clases medias, de quienes no militaban ni simpatizaban con el MAS en los departamentos del oriente, norte y sur de Bolivia.

De entonces a la fecha, mucha agua corrió bajo los puentes. El Gobierno, señora Ana María, no ha cambiado su actitud. Utilizan maliciosamente el poder que se les ha confiado en un claro afán de revancha, animados por el rencor y el racismo. La Iglesia Católica, los medios de comunicación y una larga lista de periodistas son objeto permanente de comentarios hostiles y descalificadores. Diversos sectores de la sociedad, especialmente la base social étnica del país, están reclamando al Gobierno el incumplimiento de ofertas electorales, de violación de principios y derechos reconocidos en la Constitución. Durante su lamentable ausencia de la Asamblea se reformaron leyes y aprobaron otras que sin ningún rubor fueron calificadas como “leyes guillotina”; también se sancionaron normas transitorias y estructurales ignorando sistemáticamente las recomendaciones o demandas que provienen desde la sociedad. Se utilizan los recursos del Estado y los instrumentos de la justicia con propósitos políticos para concentrar el poder y, al mismo tiempo, estigmatizar, amedrentar a servidores públicos de anteriores gobiernos, a la Iglesia en la persona del cardenal Terrazas, a los medios de comunicación, a cuanta autoridad elegida por el voto popular no esté alineada o sometida a la voluntad gubernamental.

Quién sabe si usted habría podido introducir la necesaria cordura que en la actualidad le hace falta al poder.

Usted no está sola en estos difíciles momentos, muchos rezaremos por su salud.

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Politólogo y Catedrático



Carlos Cordero Carrafa
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