La tolerancia nos perjudica

jueves 12 de agosto de 2010, 12:30h

Dicen los diarios que el 43 por ciento de los españoles justifica el fraude fiscal. Es éste uno de los ejemplos de transgresión que goza de aceptación social. Aunque la publicidad (de Hacienda, claro) nos dijera aquello de que “Hacienda somos todos” esto de hurtarle unos euros en la declaración de renta no merece la sanción social. Tampoco el saltarse los límites de velocidad en la carretera, o fumar sin pudor en locales cerrados expresamente señalados para “no fumadores”. O no pagar el parquímetro o adelantar por el arcén en una caravana. El nivel de tolerancia en España es tan alto que luego acabamos pagando sólo los tontos. ¡Cuántas veces he visto saltar a un joven la valla del metro y requerir al taquillero que como mínimo le diga algo. “No es mi trabajo, hable con seguridad” suele ser la respuesta cansina y pasota de quien no quiere meterse en líos. El “lío” es que yo pago su sueldo y el déficit de la compañía. Y para justificarse, lo que hacen muchos de esos guardas jurados es requerir la tarjeta a los jubilados, ¡pobres de ellos, como si fueran a saltarse la valla!, para no crearse problemas con los friquis que pueden rajarles la cara. Cosa que también entiendo, pero entonces no nos hagan pagar a los normales y honrados. Y contribuyo también a la rehabilitación en la Guttman al suicida que se salta el stop o adelanta en línea continua. Y contribuyo a las arcas públicas más que aquel al que toleramos –y encima le aplaudimos, ¡olé tus huevos!- que escaquee unos euros en su declaración de hacienda. Claro qué ¡cómo vamos a escandalizarnos en un país en que se aplaude al mangui y se condena al honrado! Por tonto. Vale ser Dioni que pagano. Vale más saltarse la norma que cumplirla. Te ahorras disgustos, te aplauden y encima eres guay. Tonto, digo yo.

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