Blanco, Aguirre y el arte de generar confianza

Doy por supuestos muy amplios desacuerdos con la afirmación que sigue, pero considero que, en tiempos de crisis tan difíciles como los que vivimos, a veces hay que cuestionar las tomas de posición porque nada, o casi nada, es tan sencillo como parece o quisiéramos que fuera. Es el caso del reajuste del proyectado recorte de la inversión en obra pública, un recorte inicialmente previsto en cerca de 6.500 millones de euros y que finalmente, con buen sentido por parte del ministro José Blanco, cambiará las cifras, situándose en el orden de los 5.600, como mucho 5.700 millones de euros. Una vez más, como recientemente en el diabólico tema de los controladores aéreos, el titular de Fomento demuestra capacidad de reflexión, análisis e incluso rectificación cuando el buen sentido lo aconseja. Son virtudes poco frecuentes en los políticos y de ahí la creciente buena imagen del hasta hace poco despectivamente llamado “Pepiño”, un gallego que ha demostrado que ve crecer la hierba y que le sobra, en buen sentido común, lo que le falta en títulos académicos.

Cierto que, en una crisis tan profunda y larga como la que atravesamos, hay que meter la tijera en casi cualquier partida de los Presupuestos Generales, pero desde luego no en aquellas partidas que precisamente significan actividad y por tanto, trabajo. Nada menos que 49 infraestructuras se verán beneficiadas por este oportuno reajuste, con todo lo que ello significa en términos de empleo e incluso de creación de riqueza.

Conviene recordar que “Pepiño” fue el muñidor del entonces inesperado y sorprendente triunfo de Rodríguez Zapatero frente a José Bono en el congreso del PSOE, el hombre que supo ver que las urnas no se conquistan con títulos académicos, sino proporcionando a los electores, con sensación de proximidad, lo que los electores íntimamente demandan. Esa proximidad la sentían igualmente los electores de la derecha con José María Aznar y es lo que le dio tan brillantes éxitos en las urnas.

Esa proximidad, y la confianza en que cumplirá fielmente la palabra dada, es lo que sienten los electores de la derecha, en la Comunidad de Madrid, con Esperanza Aguirre, y es lo que hace imbatible a la presidenta en las urnas madrileñas, se decante finalmente el PSOE por Tomás Gómez, como quieren las bases, o por Trinidad Jiménez, como desean “Pepiño” y ZP. Al final del final, la política es verdad que sigue siendo, como en la referencia clásica, el arte de seducir a poderosas masas de electores, pero también es verdad que la capacidad de seducción no nace tanto del brillo intelectual y las cualidades mediáticas como de transmitir veracidad y confianza.