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La cultura pasa por caja

La cultura pasa por caja

martes 22 de mayo de 2007, 11:43h
La ministra de Cultura, Carmen Calvo, afirmó este lunes que "la cultura es un negocio legítimo, afortunadamente" e instó a los empresarios a aprovecharlo y a apostar por las industrias culturales, un sector que produce, según dijo, el cuatro por ciento del PIB del país.
En una conferencia pronunciada en Sevilla, en un ciclo organizado por la Fundación Valentín de Madariaga, la ministra dijo que "si la cultura no fuera un negocio, los bienes culturales se quedarían en manos de las élites, como ocurría antes". "Los demócratas tienen que estar contentos con esto, porque el que la cultura llegue a los mercados, supone que sea algo al acceso de todos los ciudadanos", justificó.

En este sentido, opinó que "no todo lo que se vende como cultura es cultura, pero a ver quién le pone ese cascabel al gato y entra a decir qué es cultura y qué cosas son ocio", y añadió que "no seré yo quien lo haga".

La ministra, que fue presentada por el consejero de Economía y Hacienda de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, destacó que la cultura "no sólo se sitúa por delante del sector de la energía y de la automoción, sino que está al mismo nivel que la industria agroalimentaria, aportando el cuatro por ciento del PIB", entre productos culturales y productos relacionados con la propiedad intelectual. Por ello, defendió que "el gasto de las administraciones públicas en cultura es más productivo que en otras áreas".

En este sentido, Calvo aseveró que la cultura "no debe ser ni gratis, ni cara", lo primero porque "detrás de este sector hay gente que se dedica profesionalmente a esto, incluidos los distribuidores", y lo segundo porque tiene que estar al alcance de los ciudadanos.

La ministra agregó que "el mundo moderno profesionaliza todo, incluso la cultura", ya que no es posible "mantener el tópico romántico de trabajar por amor al arte". "Hay quien opina que la cultura debe ser gratis; craso error, porque la cultura la produce alguien que tiene que vivir de ella", significó.

En este contexto, Calvo defendió las medidas que está tomando en segmentos como el cine donde, a través de la Ley del Cine que proyecta, quiere aplicar al sector español las mismas medidas de protección que EEUU aplicó a su industria cinematográfica en los años 60.

Corte de pelo y tacón


Por todo ello, defendió que el papel del Ministerio de Cultura no debe ser el de intervenir, sino el de ser "como el coche escoba" de los que crean, tomando políticas para "encauzar" la cultura. "Si alguien cree que ser ministra de Cultura es que se me vea con el pelo para allá o con un tacón para acá se equivoca, al menos con esta servidora", dijo Calvo.

La ministra presidió el acto de celebración del Día Mundial de la Diversidad Cultural, donde el periodista Jesús Quintero leerá un manifiesto de la Coalición Española para la Diversidad Cultural, en la carpa de la Feria del Libro.

Según informó el Ministerio en un comunicado, este acto, en el que la ministra estará acompañada por el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, y que secunda la Coalición Española para la Diversidad Cultural, será rubricado con un manifiesto que leerá el periodista andaluz Jesús Quintero.

Las actuaciones de Esperanza Fernández y Mala Rodríguez pondrán el broche a la intervención, a la que seguirá la fiesta de la diversidad cultural, un pasacalles de músicos de distintos orígenes y tendencias organizado conjuntamente con el Ayuntamiento de Sevilla.

En su conferencia, la ministra subrayó que la celebración del Día Mundial de la Diversidad Cultural adquiere este año "un carácter especial", dado que el pasado 18 de marzo entró en vigor en España la Convención para la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales, que fue aprobada por la 33ª Asamblea General de la UNESCO (Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) el 20 de octubre de 2005.

Esta Convención, que ya ha sido ratificada por 57 países, es el fruto de dos años de reuniones intergubernamentales en las que España ha jugado un papel importante.

El texto, según explicó la ministra, es el equivalente a una ley que protege a los bienes y servicios culturales de ser considerados como meras mercancías y ampara a los países que quieran desarrollar políticas de protección de sus industrias culturales, como hacen España y sus socios de la Unión Europea que han apoyado mayoritariamente el documento.
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