domingo 12 de septiembre de 2010, 22:56h
A falta de mayor inspiración, he titulado esto con aires de best seller. Puede resultar fantástico, pero se basa en una realidad preexistente e inquietante. Un buen guionista podría hacer una película taquillera. Se trata de lo siguiente: no mucho más que un timo.
Todo empezó cuando Alemania colonizó Mallorca mediante el marco. Principiaban los ochenta, y en vez de conquistar el territorio a tiros, Alemania se apropió de la isla a fuerza de divisa. Los alemanes sabían que, si a un balear se le agita en las narices un fajo de billetes, no hay nacionalismo, tradición, senyera, hereu, en fin, que se resista al llamado de la pela. Alemania, entonces RFA, cayó en la cuenta de que era fácil seducir el espíritu mediterráneo, latino, católico, en fin, adicto a la gorra, el cepillo, el óbolo, el “que inventen ellos”, y decidió crear el euro para facilitar las cosas. De paso, ya puestos, los alemanes reunificaron Alemania para disponer de una sola ideología, la capitalista, propicia para la confabulación alemana. En este sentido, con el afán perfeccionista teutón de mis ancestros, paso a sintetizar y enumerar, para no perder más tiempo, a modo de decálogo, lo siguiente:
1-Europa era un potencial mercado común muy atractivo, pero carente de infraestructuras en el sur y, en consecuencia, había que hacer autopistas, trenes de alta velocidad, polígonos industriales, adecentar carreteras, reciclar obreros y animar el consumo. 2-Los fondos europeos eran la herramienta perfecta. Se invertiría en infraestructura, como hicieron los romanos imperiales, que invirtieron en vías y calzadas para conquistar mejor. 3-Los fondos de compensación fueron aplicados al cemento, el Gran Festival del Cemento hispánico, y cada pueblo tuvo su polideportivo vacío, su cancha de tenis desierta, su polígono industrial sin industrias, su despoblación ad-hoc, etcétera. 4- La escasa juventud rural lió la manta y se marchó a las zonas industriales, convocada por los nativos colaboracionistas. 5- Así, Alemania creó una especie de parque temático al grito de “tonto el que no consume”, con la ayuda inestimable de los bancos deudores del Deutsche Bank, que más tarde ejecutaría a Grecia. 6-El hongo alucinógeno de la bomba atómica neocapitalista, llevó a gobernantes y gobernados, a opresores y oprimidos, a creer que eran ricos, que se había realizado el sueño del “tener”, como los niños sueñan con el pirulí o el burro con la zanahoria. 7-Había trabajo, los trabajadores se habían reciclado, estaban sebosos, rozagantes, contentos, en fin, en concordancia con el triunfalismo gubernamental, y pagaban impuestos gustosos, bajo la consigna perversa: “el salario es ganancia”. 7-Y fue entonces, precisamente, cuando Alemania decidió recuperar, mediante la “crisis” propiciatoria, las plusvalías de todo lo que había puesto para la conquista de las tierras del sur. 8- Merced a dicha excusa, recortó los derechos laborales, salariales, sociales, humanos, en fin, de sus países súbditos, y obtuvo así mano de obra barata, con excelentes infraestructuras para usufructuar mejor. 9-Alemana se había preguntado: ¿Para qué “deslocalizar” las empresas para abaratar salarios, si en España ya podemos pagarlos a nivel tercermundista? Perfecto: obreros europeos educados, sumisos y baratos. 10- Y así fue, y ahora Alemania fabrica todo lo necesario para ser la tercera potencia mundial, que se da en llamar “locomotora de Europa”, mientras España y los pigs ponen la mano de obra regalada, el mar y la cerveza en verano, y los jardines interiores, como Castilla y León, entre otras bellezas paisajísticas, tan emotivas que dan ganas de llorar.
Eduardo Keudell. Periodista y escritor.