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Politizar la cultura y culturizar la política

Politizar la cultura y culturizar la política

jueves 16 de septiembre de 2010, 06:38h

Hoy se inaugura el Tercer Congreso Argentino de Cultura en San Juan. La coyuntura presenta a una Argentina con PBI Cultural ascendente y con políticas de integración regional. Por ello, y como titular de la secretaría nacional, Jorge Coscia destaca la importancia de este encuentro federal.
La batalla contra las zonceras es una tarea titánica, como cortar las mitológicas cabezas de Medusa. Se arranca una para que, enseguida, brote otra al lado, y después otra, y otra.

En estas últimas semanas, cortamos de cuajo una de las más arraigadas. Esa que sentencia que “la Argentina está aislada del mundo”. El país incomunicado, replegado sobre sí, olvidado del mundo por haber sido tan sucio, tan feo, tan malo.

La realidad desmiente el lugar común. Nuestro país, modesto en tantos aspectos, está entre los de mejor desempeño económico en el mundo en los últimos siete años. Creciendo, como se dice, a “tasas chinas”, recuperando las fuentes de trabajo como no se tiene memoria, reindustrializando la matriz productiva y revirtiendo así una tendencia de casi treinta años, y diversificando los mercados externos para colocar sus productos. Todo en el marco de superávits comerciales y fiscales récords, y desendeudamiento neto del país como jamás se vio.

Nunca la economía argentina estuvo tan abierta al mundo como ahora. Nunca exportamos tanto valor agre- gado como estos días. Nunca el país fue destino de tanto turismo extranjero como en este período. Nunca recibimos tal cantidad de visitas internacionales de trascendencia, ni se cerraron tantos acuerdos comerciales y de cooperación estratégica.

Como secretario de Cultura de la Argentina, llevo apenas un año de gestión. He estado prácticamente en todos los países de América Latina firmando convenios, participando en cumbres culturales y asistiendo a eventos internacionales de primer nivel. Sólo en los últimos meses, el Congreso Iberoamericano de Cultura en Medellín, la exposición de Shanghái, el complejo museístico Smithsonian, en Estados Unidos (donde el país fue convocado a exponer obras de sus artistas por los festejos del Bicentenario), la muestra de fotografía en Arlés, o en octubre próximo, la prestigiosísima Feria Internacional del Libro de Frankfurt, en la que la Argentina es la invitada de honor.

El reconocimiento que tiene el país por haber hecho bien las cosas y, muy especialmente, el prestigio que despierta la vida cultural de los argentinos, su música, su cine, su teatro, su pintura, sus artistas en general, por su calidad y originalidad, deberían hacernos sentir orgullosos.

Desempeños curiosos, permítanme decir, para un país aislado del mundo, como el nuestro.

Cuando asumí, lancé la que pretendía, y pretendo, sea la consigna de mi gestión. Culturizar la política y politizar la cultura. Culturizar la política significa pararse en la política, o sea, en la coyuntura, en la instancia del debate de la semana, pero con una perspectiva histórica más amplia. La cultura es eso: una toma de conciencia sobre el entorno.

Por eso, estos viajes, este profuso intercambio cultural que estamos experimentado como país nos permite, invirtiendo la sentencia de Jauretche, ver lo propio pero con ojos universales. Esperemos que el reconocimiento de los otros, tan entusiasta y desinteresado, nos permita recentrar la mirada sobre nosotros mismos, para revalorizarnos.

El tono a veces salvaje del debate público, lamentablemente, impide valorar, por caso, que un ex presidente argentino haya sido reconocido por todos los países de Sudamérica como secretario general de la Unasur incluyendo a países cuyos gobiernos están en las antípodas ideológicas del nuestro.

O que el Pabellón argentino en China, en la Feria Internacional más importante de la historia, haya registrado más de 1,6 millones de visitas, que sumarán 4 millones hacia fin de año. O que la Presidenta de la República haya visitado dos países clave del nuevo escenario internacional, como son India y China, para firmar importantes convenios, en pie de igualdad, con esas potencias.

La burda polarización a la que empuja un sector de los medios de comunicación al que sólo le importan sus intereses nos impide ver lo mucho que ha avanzado la Argentina desde la caída en 2001. Y lo que los presidentes y las figuras de primer nivel que han llegado al país dicen de nuestra asombrosa, para todo el mundo, recuperación.

El número de Nuestra Cultura que tiene en sus manos habla de todos estos aspectos, y de algunos otros, a propósito de esta nueva zoncera criolla acerca de nuestro irresponsable e insensato “aislamiento internacional”.

Por Jorge Edmundo Coscia
Secretario de Cultura de la Nación. Antes diputado nacional por el Frente de la Victoria y presidente de la comisión de Cultura, desde 2005

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