ETA sigue moviéndose

   Trece días después de que anunciara un alto el fuego, ETA ha informado de que está dispuesta a hablar con mediadores extranjeros, comprometiéndose con la Declaración de Bruselas, cuyo texto reclamaba a la organización armada cumplir con las vías pacíficas y democráticas, abandonando las acciones terroristas para conseguir objetivos políticos. La banda insiste en exigir compromisos al Gobierno español para abrir una nueva negociación y espera una respuesta adecuada.

   El Gobierno, de entrada, considera que no es la hora de los comunicados, sino de que ETA abandone y se extinga, por lo que es tajante al afirmar que ningún texto de la banda servirá para nada y que lo que ETA tiene que hacer es dejar su actividad armada. Por el contrario, desde medios abertzales, como el diario Gara, se habla de un paso importante, otro más en la dirección establecida por las bases de la izquierda abertzale, lo que afianzaría la posición política de ETA.

   Traducido: a corto plazo lo que está en juego es la disposición del Gobierno de Zapatero a autorizar la participación electoral de la ilegalizada Batasuna. El principal obstáculo está ahora en la renuncia a la violencia sin obtener ventajas políticas, algo a lo que ni ETA ni Batasuna han renunciado. Pero de aquí a fin de año tienen tiempo para meditar si finalmente lo hacen. De momento, toca compás de espera. Ambas partes se conocen tanto que es poco menos que imposible que puedan engañarse. Y menos aún con juegos de palabras. Quizá por eso mismo, ETA recurre a personalidades extranjeras familiarizadas con otros procesos de paz para que sean el ex presidente sudafricano Frederick de Klerk, la ex presidente de Irlanda Mary Robinson, el ex primer ministro irlandés John Hume y el arzobispo Desmond Tutu quienes presionen al Gobierno de Rodríguez Zapatero.