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A mí sí me importa Ecuador

A mí sí me importa Ecuador

viernes 01 de octubre de 2010, 11:29h

He escuchado esta frase en boca de un diputado -omitiré su procedencia partidaria- en el Congreso de España: “con la que está cayendo en este país, ¿a quién le importa lo que está ocurriendo en Ecuador?”. Tremendo egoísmo, profundo desconocimiento, lamentable desinterés por los graves sucesos en un país querido, hermano, que ha exportado cientos de miles de sus mejores trabajadores a una España que se ha enriquecido gracias en muy buena parte a esa ‘mano de obra’ extranjera llegada en el capítulo de la inmigración.

Dejemos para otro momento el análisis de un intento golpista impropio de esta época y, ya, de esas latitudes: el Gobierno de Correa, guste más o menos en Occidente, guste más o menos al imperialismo brasileño dominante en la zona, ha surgido de las urnas y, si votar una vez cada cuatro años no hace una democracia, hay que decir que, con sus luces y sus sombras, el presidente ecuatoriano está siguiendo una trayectoria al menos aceptable, ya que no impecable. Si se compara con los parámetros bolivarianos de Hugo Chávez, por ejemplo, o con el indigenismo algo histérico a veces del vecino Evo Morales, sin ir más lejos, Correa resulta eso: democráticamente tolerable, pese a todo.

En cualquier caso, me parece que no hay motivación suficiente -casi nunca la hay- para el levantamiento de una parte de las fuerzas de seguridad ni para las tentaciones de una parte de la milicia, afortunadamente no apoyadas ni una ni otra, según parece, desde el exterior. Lejos quedaron las tentaciones intervencionistas en Latinoamérica de los Estados Unidos, a Dios gracias.

Sí, a mí sí me importa lo que ocurre en Ecuador. Su cada día más profunda distancia de los países que definitivamente despegan en América Latina. Sus contradicciones, el sufrimiento de una parte de su población, a la que he visto hacer cola ante la embajada española en Quito, bajo la rigurosa vigilancia policial y ante una cierta indiferencia funcionarial, tratando de conseguir un visado hacia este falso Eldorado al otro lado del Atlántico. Me importa, y mucho, lo que sucede en esos pueblos, hermanos sin retórica, y me duele que nada menos que un padre de la patria pueda decir, desde su tranquilo pesebre en Madrid, que a él, con los presupuestos restrictivos en España, saliendo de una jornada de huelga y de una cierta tensión en las calles, le trae al fresco lo que ocurra en Ecuador, “que está tan lejos”. Y tan cerca, señoría.

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