Juan Mora revienta 'la catedral' y el escalafón con su toreo de oro puro

Los cada día más desanimados catecúmenos que tuvimos la suerte de presencias esta corrida casi histórica -5 orejas, 5- salíamos de la Monumental también pegando pases por la calle de Alcalá. Así es la magia del toreo. Así debe ser la Fiesta: con el secreto de un hombre valiente jugándose la vida y cascabeleando arte con un trapo ante la mirada atónita y el corazón compungido de miles de cobardes en los tendidos y olé. Mas, ¡ay!, así no es casi nunca por culpa de los mercaderes -léase los taurinos- que la dominan y manipulan.

Pero, disfrutemos´por una vez intentando contar -misión imposible-.el milagro del toreo puro, preñado de sentimiento y creatividad que parió el veterano Juan Mora. Ante su primero en una faena intensísima en la querencia a tablas de su enemigo -noblote, justo de fuerzas como todo el encierro- en la que cinceló con series de redondos y naturales siempre cerrados con variedad de adornos -el de la firma, la trincherilla,el cambio de mano,el del desprecio- hasta que enterró la espada cuando la lección magistral ya estaba expuesta en el encerado venteño.

La conmoción fue general: que fácil parece el toreo cuando se festonea así, con relajo y tersura, con sentimiento a tope -lejos de aquel otro Mora de espejo-. Como frente al cuarto, que embestía al paso y al que realizó una labor similar con un punto menor de lucimiento y uno más de técnica y valor por esa forma lenta y mirona con que el bicorne acudía a la flámula. Como Mora, en su autenticidad, siempre lleva el estoque de verdad, volvió a enterrarlo, algo contrario, y en el éxtasis final fue volteado sufriendo un puntazo, que no le impidió, tras pasar por la enfermería salir en volandas por la Puerta Grande.

El extremeño, olvidado por las empresas -los taurinos, ya se sabe...-en poco más de media hora, ha destrozado el escalafón y se hace imprescindible ya en todas las Ferias de 2011. Es maravilloso, sí; pero terrible también para la propia Fiesta: un veterano coletudo de casi medio siglo y sin contratos pone al revés el escalafón y se ríe y cisca de las teóricas figuras, casi siempre figuritas y figurones.

El cartel del arte, que en cualquier otro coso nada diría, hizo valer su condición con los dos compañeros de Mora, tocados también por la vitola del sentimiento. No llegaron a la altura del veterano pero se postularon también a pesar de lo difícil que es transmitir a un público con los sentidos recién emborrachados. De tal manera que Curro Díaz, que sólo apuntó detalles sin macizar, sobre todo por la izquierda, ante el segundo, arrojó el dado del valor frente al quinto, noble pero avispado y al que extrajo excelsos naturales de frente rubricados con la estocada del año en Madrid.

Y el más joven, Morenito de Aranda, que vio como su primero se rajaba pronto permitiéndole sólo algún dibujo, elevó la bisutería a arte en el último, rompìéndose a torear al natural con clasicismo y profundidad oceánica. De haber acertado con el estoque es posible que hubiera descerrojado también la mítica Puerta Grande, pero emborronó la suerte suprema con un feo bajonazo y el premio estadístico se quedó en la mitad. Función histórica -¿desde cuando no se cortan 5orejas, 5, en Las Ventas?- y sobre todo mágica que nos reconcilia con la Fiesta. Gracias, Díaz. Gracias,Morenito. A sus pies, señor Mora, que se ha subido al trono de la Fiesta.Que sea por mucho tiempo. Y olé.

FICHA DEL FESTEJO

Cinco toros de TORREALTA, serios aunque desiguales de hechuras,nobles,manejables y flojos. Y 3º, sobrero de MARTÍN LORCA, bien presentado y manejable.JUAN MORA. dos orejas; oreja. CURRO DÍAZ:. ovación; oreja.MORENITO DE ARANDA: silencio y oreja. Mora fue atendido en la enfermería a la muerte de su segundo toro de un puntazo en la pierna derecha y contusión nasal de pronóstico leve. Plaza de Las Ventas, 2 de octubre. 3ª de la Feria de Otoño.Casi lleno.