Más libertad religiosa
lunes 04 de octubre de 2010, 08:22h
En la Comunidad de Madrid, los capellanes protestantes tendrán facilidades oficiales para ejercer su labor en los hospitales. Comprendo muy bien la alegría de las entidades evangélicas (ver www.protestantedigital.es), que han mostrado públicamente su satisfacción por el protocolo de intenciones firmado el 1 de octubre por el Consejero de Sanidad, Javier Fernández-Lasquetty.
En un hospital se suceden muchos de los hechos más relevantes de la vida de una persona, con fuertes implicaciones emotivas y espirituales para toda la familia y para los amigos. El nacimiento de un niño, con la ilusión que provoca; las enfermedades y accidentes, con las zozobras inevitables; y, finalmente, el fallecimiento, con el dolor y los interrogantes que conlleva.
Por ello, la asistencia religiosa en los hospitales forma parte de la atención integral a las personas y familias, en la búsqueda de su salud y su bienestar, que no es solamente físico, sino también espiritual. Personalmente, he comprobado la bondad de la labor de apoyo de los capellanes católicos.
Este paso -dado por el Gobierno de Esperanza Aguirre- es un acierto de amplias dimensiones. Significa el reconocimiento de los derechos de las personas que profesan su fe en virtud de su propia libertad individual y que quieren ejercerla en los momentos decisivos de la vida. Es un paso importante hacia la mayor libertad religiosa. No obliga a nadie. Simplemente ayuda a los cristianos que quieren recibir esa asistencia.
Si ser protestante en España ya es, de por sí, ser parte de una minoría, este convenio va a afectar especialmente a dos minorías, los gitanos y los inmigrantes, muchos de los cuales son protestantes, de sus diversas iglesias y denominaciones.
En toda España y en el resto del mundo, el ser humano lleva clamando siglos por poder disfrutar de la libertad religiosa y por el reconocimiento del hecho religioso –en su pluralidad- como parte integral de la vida humana.