Discurso de Fernando Jáuregui en la presentación de Diariocrítico de Catalunya

Tengo el honor de presentar hoy el último producto del Grupo Diariocrítico, el que hace el número dieciséis de nuestros periódicos en la Red, el más querido y, quizá por ello, el más difícil.  

Creo que es el primer periódico bilingüe en la Red –nunca he visto por qué este tema ha de ser tan conflictivo como aprecian algunos de mis colegas tertulianos—y es, sin duda, uno de los que mayores pretensiones tienen de integración entre lo que pueden ser las sensibilidades más templadas acá y seiscientos kilómetros más allá.

Extremismos en este grupo, nunca; tolerancia, siempre. Democracia, cada minuto. Y, a partir de ahí, lo digo con toda claridad, cada director de cada uno de los periódicos es plenamente independiente y libre para seguir sus propias orientaciones ideológicas y profesionales. Creo que el DC de Cat, que tan sabiamente dirige el meu amic, compain i mestre Jesús Conte, es un buen ejemplo de ello.

Aunque me parece que, además, compartimos otras muchas cosas. El concepto de que noticia es todo aquello que alguien no quiere que se publique, por ejemplo. O la idea de que hay que ser irreverentes, pero irreprochables.

Yo sé que los irreductibles de acá y de allá no se entienden bien, pero nosotros no somos irreductibles. Sé que los extremistas siempre se pelean con los extremistas, los fanáticos con los fanáticos, los que quieren guerras siempre las encuentran. Nosotros no queremos ser irreductibles, creemos en las zonas templadas, nos horrorizan los iluminados y, desde luego, las guerras y las batallas, para otros.

Este periódico es una vieja idea del grupo. Una mano tendida que busca otra mano tendida. Un servicio a la convivencia y no al sectarismo, a la apertura de mentes y nunca, nunca, a las banderías. Queremos que todos quepan, incluso los que tantas veces nos han rechazado, y no por espíritu evangélico, sino porque concebimos el periodismo así: no como arma arrojadiza, ni tampoco como una forma de promoción personal, ni siquiera como un negocio, aunque esto último hubiera dado lo mismo, porque esto es una ruina, y esto lo dice el empresario, y no el periodista.

Pero no está arruinado quien tiene amigos, aquel que busca encontrar algo de sentido común en lo que hace, el que quiere construir y no romper puentes.

Nosotros no salimos a la Red porque haya pronto unas elecciones: nuestro proyecto es demasiado viejo y, personalmente, mi toma de posición ante algunas cosas que pasan aquí, y allí, también. Salimos al encuentro del lector porque creemos, modestamente, que algo podemos aportar a que las cosas sean como tengan que ser –no somos dioses para impulsarlas o impedirlas, aunque algunos periodistas sí se creen Dios--, algo podemos aportar para que se respete la auténtica voluntad de la mayoría, pero con paz, con tranquilidad, sin estridencias.
 

Jo, com a editor de Diariocrítico, només puc agrair-los a tots vostès que s’hagin congregat aquesta tarda aquí amb nosaltres, els que fem el diari, i comparteixin la nostra satisfacció –i el nostre orgull, per què no- perquè creiem que estem complint amb un deure. Només això. Ni més ni menys. Gràcies per ajudar-nos a complir-lo. Bona tarda.