La parábola del sujetador

La pregunta del político catalán y líder democristiano Duran Lleida a la bella periodista de televisión es una buena parábola aplicable a políticos y periodistas. “Hágame una pregunta” le pidió ella al final de la entrevista, y él, mirándole el escote, le espeta:  “¿llevas sujetador?”.

Como es bien sabido, esta pieza de lencería, sujeta el busto femenino, evitando que se desparrame, y resalta su silueta, embelleciéndola. ¿Llevan sujetador la mayoría de nuestros políticos y periodistas? No lo parece.

 Aquellos, los políticos y políticas, acostumbran a mostrarnos ideas desparramadas, poco sólidas, incoherentes, saltarinas según las circunstancias de cada momento o los intereses del partido lo demanden. Y, por otra parte, las exponen con brocha gorda, sin cuidado ni belleza, tal como les sale de las narices.

 Algo parecido ocurre con muchos periodistas, ellos y ellas, de la prensa o de las tertulias radiofónicas o televisivas. Muchos usan y abusan un lenguaje de ordinariez, de mal gusto, con palabrotas, tacos y expresiones malsonantes u ofensivas; lo que antes llamábamos lenguaje de carretero. Y sin ningún cuidado para la buena prosa o para la expresión educada y correcta.

 Sin tener que adentrarse demasiado con los ojos en el escote de unos/as y otros/as, se puede afirmar que ni en el campo de la política ni del periodismo está de moda llevar sujetador.

 Y así de desestructurados y poco apetecibles nos aparecen -y parecen- actualmente los cuerpos, ideológicos y formales, de mucho periodismo y de mucha política.
  ¡Sin que sea necesario llegar al  wonderbrá!