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Once de los 22 mineros rescatados tras pasar casi 70 días atrapados en un yacimiento en el norte de Chile, están internados en el hospital de Copiapó y fueron encontrados "mejor que cualquier pronóstico", salvo algunas "complicaciones en dos casos", informaron los médicos.
Estos dos casos son el de Mario Sepúlveda, a quien se le diagnosticó silicosis, y el de Mario Gómez que ya tenía esa enfermedad irreversible típica de mineros, provocada por una sobreexposición al plvo de la silicie cristalina, indicaron esas fuentes a la AFP.
"A todos se les aplicó examen de tórax. Todos están en perfectas condiciones excepto el minero Mario Sepúlveda que tiene silicosis y Mario Gómez al que encontramos un poco débil", señaló un médico del hospital Regional de Copiapó, que pidió no ser citado.
Mario Sepúlveda fue el segundo de los 33 mineros en salir desde la mina San José, después de casi 70 días de encierro la madrugada de este miércoles, con una energía desbordante.
El minero llegó a la superficie gritando con su poderoso vozarrón, "Viva Chile, mierda", repartió piedras con vetas de oro como obsequio a las autoridades traídas del fondo de la mina y alentó a viva voz a los socorristas, desatando un momento de euforia.
Junto a Florencio Ávalos, el primero en salir desde el fondo del yacimiento, fue trasladado en un helicóptero de la Fuerza Aérea de Chile a Copiapó, la capital de la región de Atacama y la más cercana a la mina San José, ubicada en el norte del país, donde estuvieron atrapados durante más de dos meses.
De 39 años y presentador de la mayoría de los videos que se conocieron de los 33 mineros, Sepúlveda "está muy bien de ánimo, pero tiene silicosis", precisó la fuente.
Mario Gómez, de 63 años, ya había sido diagnosticado con esa enfermedad antes del derrumbe del 5 de agosto que lo sepultó durante más de dos meses.
Gómez, es el mayor de todo el grupo de mineros convertidos en los héroes de esta ciudad de 150.000 habitantes, y ya había sufrido un accidente en una mina con una explosión que le arrancó tres dedos.
Su esposa Liliana Ramírez, aseguró sin embargó que está "súper bien. ¿lo has vistoâ ¿No es increíbleâ", exclamó.
Según uno de los dermatólogos que los atendió los once mineros que están albergados en el hospital "están mejor que cualquiera de los pronósticos más optimistas".
"No tienen infecciones en la piel, ni micóticas ni bacterianas. Hace un rato estaban sentados comiendo felices de la vida", dijo a la AFP, también pidiendo no ser citado.
"Lo que sí es que se los ve con grandes ganas de contar. Están muertos por contar", señaló.
Poco a poco desde la madrugada del martes, el centro de la tranquila Copiapó se vio distorsionado por el ruido ensordecedor de un helicóptero tras otro, que aterrizaron en un regimiento frente al hospital de la ciudad.
En un segundo helicóptero, ya en el amanecer del miércoles llegaron Juan Illanes, Jimmy Sánchez y Omar Araya.
Así y por cuenta gotas el segundo y tercer piso del hospital, destinados especialmente a recibir a los mineros, acogieron además a los mineros Claudio Yáñez, Jorge Galleguillos, el boliviano Carlos Mamani, Mario Gómez, Edison Peña, Carlos Barrios y Alex Vega. Un total de once de los 33 mineros atrapados en la Mina San José, 32 chilenos y un boliviano.
El minero Carlos Mamani tuvo en la tarde de este miércoles una visita especial: el presidente de su país, Evo Morales, quien le garantizó trabajo a Mamani y una vivienda para su familia.
Tras una primera evaluación en la mina, el ministro de Salud, Jaime Mañalich, indicó que "la situación de salud es bastante buena" para los primeros rescatados.
Los mineros atrapados durante más de dos meses bajo tierra a más de 600 metros de profundidad debían someterse a estudios oftalmológicos, dentales, de rayos y laboratorio.
Deberían pasar dos días en el hospital regional que renovó su fachada y algunas habitaciones para el rescate.
En las afueras del hospital, un grupo de gente cantaba desde la medianoche del martes: "Chi, chi, chi...le, le, le", y poco después de ingresar la ambulancia, entonaron el himno chileno.
Los mineros permanecieron atrapados en la mina San José, en el desierto de Atacama, 800 km al norte de Santiago, durante 69 días. El rescate aún continúa.
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