Nervios en el ayuntamiento de Burgos

Las elecciones de mayo están a la vuelta de la esquina -solo faltan siete meses- y la contienda electoral está servida. Descontada su victoria en las autonómicas, ni que decir tiene que el PP va a poner toda la carne en el asador para desalojar del poder municipal a los alcaldes socialistas de León, Palencia, Segovia y Soria. Pero los populares tampoco las tienen consigo en todas las capitales donde gobiernan. El reto, por ejemplo, de conseguir la mayoría absoluta en Zamora no es objetivo sencillo, aunque esa no es la única ni la máxima preocupación en el PP.

El principal quebradero de cabeza se sitúa en la capital burgalesa, donde existe fundado temor de que el malestar ciudadano que sacó a miles de burgaleses a la calle contra determinadas políticas de la Junta (los conflictos en torno a las Cajas y al servicio de oncología, sin olvidar la torpe gestión en torno al nuevo hospital) pueda tener un coste electoral capitalizado por determinadas opciones políticas emergentes. En ese caldo de cultivo se mueven sobre todo Ciudadanos por Burgos (CiBu) y Unión, Progreso y Democracia (UPyD). El más que posible desembarco del presidente de la patronal provincial, Roberto Alonso, en el partido de Rosa Díez ha encendido las luces de alarma. Aunque ha pospuesto su decisión hasta diciembre, se da por seguro que Alonso será el candidato de la UPyD a la alcaldía burgalesa.

El salto a la política del presidente de la patronal de la mano de un partido que fue la tercera fuerza política mas votada en Burgos en las pasadas elecciones europeas, no es ninguna tontería. Supondría una clara amenaza para la mayoría absoluta de que disfruta el alcalde Juan Carlos Aparicio. Por si fuera poco, 'El Topillo' tiene noticia de una reciente visita de la fiscalía anticorrupción al consistorio burgalés que ha puesto todavía más de los nervios a Aparicio y a su equipo.