Cuelga la toga y le dice 'ahí te quedas' a los juicios, a los jueces, a los fiscales y, sobre todo, a los plazos y a los retrasos, lo que más odia nuestra querida abogada y siempre política Cristina Almeida. Se retira, se jubila, se va… pero se queda. Tiene 66 años muy bien llevados y 42 de ejercicio de la profesión; es decir, la de abogada, pero de abogada de verdad, comprometida, no una leguleya.
Y ahora ha decidido cogerse la jubilación, cuidar de su madre y dedicarse un poco más a sí misma. Lo va a anunciar este martes, en un desayuno informativo convocado por ABA Abogadas, en el que sus hasta ahora socias, Ana Clara Belío y Olatz Alberdi, van a valorar, entre otras cosas, la evolución y cambios que la experiencia profesional del bufete percibe en la familia y en la sociedad española en materia de custodia compartida, gestación subrogada, menores, disoluciones matrimoniales y en todas las materias relacionadas con la legislación que compete a las personas físicas.
Almeida se va -por jubilación- como antes se fue de la política: es decir, que se queda. Porque aunque ya no asistirá a juicios, declaraciones ni otras burocracias diversas, siempre se podrá contar con ella como asesora. Al menos.