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¿A qué hora gobierna?

¿A qué hora gobierna?

miércoles 27 de octubre de 2010, 22:29h

El estado de crisis se ha convertido en el hábitat natural del presidente de la Junta y secretario general del PSOE-A, José Antonio Griñán, que no sale de una cuando ya tiene abierta otra. La última, la doble dimisión del que era su “hombre ¿fuerte?” en la ejecutiva regional del partido, Rafael Velasco.

Además de la envolvente de la  gestión de Griñán, la crisis económica, la Junta se define más por su inestabilidad que por su acción de gobierno, con la Consejería de Obras Públicas – seis cambios de titular desde 2008- como mascarón de proa.

Unos días después de la última crisis de Gobierno de Griñán –la marcha de Rosa Aguilar a un ministerio para auxiliar a Zapatero en sus crisis de liderazgo- Rafael Velasco le abre al presidente andaluz una crisis en la ejecutiva del partido y en el grupo parlamentario con su doble renuncia.

El hombre fuerte de Griñán, el más poderoso del socialismo andaluz tras el líder, ha resultado débil y tembloroso como un flan y más inmaduro que los brotes verdes de la ministra Salgado.

Reconociendo lo que tiene de nobleza el gesto de su dimisión, Velasco no ha aguantado verse envuelto en un escándalo, hasta su marcha, mediáticamente minúsculo, nada comparado al altavoz del Gürtel del PP o del caso Matsa de Chaves, y se ha derrumbado como político: ha preferido dimitir a asumir sus responsabilidades y dar explicaciones coherentes sobre las subvenciones a la academia de su esposa. Falta hace que las dé, por cierto.

Pero también puede ocurrir que alguien (o alguienes)  hayan hecho dimitir a Velasco, precisamente porque sus explicaciones iniciales –“¿Qué quieren, que me separe de mi mujer?-  eran demasiado frívolas para un tema serio que implica, nada más y nada menos que a la Junta de Andalucía, en unas ayudas cuanto menos “originales” y “sorprendentes”: dar dinero público –más de 700.000 euros- a una empresa, constituida en 2005, al parecer sin experiencia previa en formación, con pérdidas de casi 60.000 euros en su balance, en la que el 90% de su facturación son las ayudas públicas y que destina el 80% de las mismas al sueldo de la esposa de Velasco y al de una auxiliar, según las informaciones publicadas.

Velasco no era, ni de lejos, el dirigente del que Griñán presumía: su dimisión misma cuestiona la “inocencia” de las ayudas (si no hay nada “original” en ellas ¿por qué se va?), demuestra su escasa capacidad de aguante ante las críticas, algo consustancial al cargo político, y desvela su afectación por el síndrome de Peter Pan: es de un infantilismo supino convertir en una cuestión política sus asuntos familiares: se ha sacado a relucir   la problemática del embarazo de su esposa  para provocar comprensión o compasión.   Los problemas familiares se resuelven en el hogar familiar, no en el político.

Además, cabe recordar que Velasco se atrevió a acusar  a Zapatero, en una reunión de la ejecutiva federal, de haber entregado Cajasur a los vascos a cambio del apoyo del PNV a los Presupuestos. Puede que alguien (o alguienes), en el actual clima de acercamiento del PSOE federal al andaluz, no le haya perdonado una osadía de ese calibre, que dañó la imagen de Zapatero en Andalucía.

Aquí no ha habido ninguna “cacería política” sino una información de El Mundo de un escrupuloso subido, en la que el PP ha ido a remolque y ante las que Velasco no ha estado a la altura de sus responsabilidades políticas. Otra cosa es en lo personal: que un político cuestionado dimita es bien recibido por la sociedad y es un gesto que lo honra.

Pero, comparado con el linchamiento del alcalde de Valladolid por sus repugnantes opiniones sobre Leire Pajín, que sigue y sigue aún después de retractarse y pedir perdón, lo de Velasco ha sido de patio de colegio…

Aquí lo grave para los andaluces es la dificultad de Griñán por conciliar los problemas de su partido con la gestión al frente de la Junta. Desde que llegó, dedica más tiempo a lo primero que a lo segundo. A la vista está.

La crisis de Velasco demuestra que la celebración del congreso extraordinario del PSOE andaluz  era, efectivamente, una “locura” : hoy, el PSOE de Griñán ha perdido a uno de sus puntales y muchos andaluces se preguntan  a qué hora Gobierna Griñán si las 24 del día las dedica a resolver (o empeorar) la crisis del PSOE-A,  la del liderazgo de Zapatero y las derivadas de ambas: los continuos cambios del gobierno andaluz, puesto al servicio de las necesidades partidistas de los jefes del socialismo.

La verdad es que esta Junta de Andalucía, el PSOE y sus largos tentáculos lo tienen difícil. Entre encontrar consejeros, vicesecretarios del partido, ofrecer ministros, presionar a los funcionarios para que no protesten, a Europa para que ningunee a Arenas o a los medios andaluces para que silencien la opinión plural, es harto complicado encontrar tiempo para gobernar de verdad.

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