Padres alarmados por el cambio de la Cardiología Pediátrica en el Hospital Ramón y Cajal

Pasado un tiempo esta es la respuesta Somos personal sanitario de la unidad de hospitalización pediátrica del hospital madrileño Ramón Y Cajal. Casi toda la plantilla de esta unidad somos profesionales de 3 plantas pediátricas recicladas en una, la planta 11C, inaugurada hace mes y medio. Muchas de nosotras, por no decir todas, llevamos muchos años trabajando en pediatría y durante tantos años puede haber surgido algún problema esporádico con algún padre, pues bien, desde que estamos en la planta referida 11C nos han surgido problemas con los padres nunca antes imaginados, incluso agresiones verbales que desencadenan en agresiones psicológicas que afectan a nuestra vida profesional, familiar y personal. Nos da pena y miedo ir a trabajar. Nos sentimos maltratadas psicológicamente, no solo por dichos padres, sino por nuestros superiores y el equipo médico del citado servicio de pediatría por no recibir su apoyo cuando se producen estas situaciones. Los motivos que han desencadenado este problema los desconocemos. Aunque todo lo sucedido nos hace pensar que es consecuencia de los derechos otorgados a los acompañantes del niño(padre, madre o familiar) sin tener unas normas mínimas de convivencia que en todos los centros hospitalarios existen y tiene que respetar el acompañante del enfermo, para poder realizar nuestro trabajo con eficacia, responsabilidad y orden. Las normas verbales establecidas por nuestros superiores, son cuando menos extrañas, pues pretenden que parte del personal "auxiliares de enfermería" realicen tareas no contempladas en su estatuto. El acompañante en esta unidad, tiene unos derechos y unos privilegios no existentes en otras unidades pediátricas de otros centros hospitalarios, ni tan siquiera en hospitales exclusivamente infantiles, es más, ni tan siquiera en los centros privados. Como por ejemplo: 1- Se les proporciona toda la ropa que demande el acompañante para su uso personal. 2- Sabanas, toallas, esponjas, gel de baño, incluso en algunos casos pijama de uso exclusivo del paciente adulto para el descanso nocturno del acompañante. 3- Tiene derecho a desayuno, comida, merienda y cena, obligando a la auxiliar de enfermería que le sirva y le retire dichas bandejas en la propia habitación. Según nuestros superiores parte de nuestro trabajo es educar sanitariamente al acompañante, entendiendo por educación sanitaria, que no tiren objetos al suelo, que las mesillas deben de estar limpias y ordenadas, que los acompañantes deberán estar adecuadamente en la habitación. En fin unas normas mínimas de educación, que creemos no tienen nada que ver con la educación sanitaria, por lo que no asumimos que sea tarea y responsabilidad del personal sanitario. Creemos que es necesario para evitar estas situaciones que existan unas normas escritas, para facilitar la relación entre el acompañante y el personal sanitario. Nos sentimos totalmente desprotegidas por todo lo anteriormente mencionado. Con esta situación es muy difícil seguir trabajando con ilusión y eficacia como requiere nuestra profesión.