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Los últimos sondeos colocan a los republicanos entre 6 y 15 puntos por delante de los demócratas

Todo apunta a que Obama sufrirá una gran derrota electoral este martes

Todo apunta a que Obama sufrirá una gran derrota electoral este martes

El movimiento del Tea Party dentro del Partido Republicano puede ser fundamental para el giro

lunes 01 de noviembre de 2010, 22:37h
El Partido Republicano se hará este martes, con toda probabilidad, con los escaños necesarios para ganar el control de la Cámara de Representantes. De igual modo, obtendrá sustanciales avances en su presencia en el Senado de Estados Unidos, y, en la mejor de las perspectivas, recuperará la mayoría de gobernaciones del país. Obama pagará así el desgaste del poder durante esta crisis económica.
   Se tratará, a todos los efectos, de una victoria sin precedentes en las últimas décadas. Al día siguiente, y aprovechando este extraordinario impulso, comenzarán la campaña para hacerse con el triunfo en las elecciones presidenciales de 2012.

   La última encuesta del lunes en Gallup, publicada por el rotativo 'Los Angeles Times', concede a los republicanos un mínimo de 60 escaños nuevos en la Cámara Baja, muy por encima de los 39 necesarios para conseguir la mayoría, en lo que supondría la inversión de asientos más radical registrada en el Congreso estadounidense desde 1942.

   Esta ventaja se ha conseguido gracias a la combinación de varios factores: el giro de los independientes al republicanismo, la explosión del movimiento populista del Tea Party, la aparición de los poderosos grupos externos de financiación republicanos y la desastrosa campaña realizada por el Partido Demócrata, que no ha logrado distanciar la figura del presidente, Barack Obama --ahora en sus niveles más bajos de popularidad--, de la mala opinión que la población tiene del Congreso.

   Como ejemplo, sólo un 39 por ciento de los demócratas encuestados considera que su partido ha realizado una buena gestión de la mayoría de la que han gozado hasta el momento, según una encuesta publicada la semana pasada por Gallup, en la web 'Politico'.

    Poco importará hasta qué punto la férrea, constante oposición republicana a los planes de reforma de Obama haya minado la percepción de los estadounidenses. La agresiva campaña publicitaria desarrollada por el Grand Old Party, nombre tradicional del Partido Republicano, ha dado sus frutos. Sin embargo, emergen dudas en lo que puede suceder una vez tengan el control de la Cámara, trampolín para los comicios presidenciales que tendrán lugar dentro de dos años. Es una larga carrera y los republicanos no pueden permitirse efectuar maniobras arriesgadas.


GOBERNAR HACIA EL CENTRO

   El primer paso, por ello, consiste en acabar con el movimiento semipopulista del Tea Party, que ha conseguido de sobra su objetivo fundamental: hacer ruido de fondo. "Todo se amplifica", decía el sátiro político Jon Stewart el pasado fin de semana, "para que nada se escuche", en referencia a las tan estrambóticas como masivas protestas organizadas durante los últimos meses por los elementos más reaccionarios de la política y los medios norteamericanos, como Sarah Palin o el presentador Glenn Beck, contra el Gobierno estadounidense.

   El problema que se presenta a los republicanos es que, ideológicamente, los objetivos del Tea Party --la limitación casi absoluta de las competencias del Gobierno federal-- van mucho más allá de lo que el GOP está dispuesto a aceptar, y el partido no está dispuesto ni mucho menos a repetir el catastrófico error de introducir a elementos ultraconservadores en su política de gobierno, habida cuenta de los errores cometidos en su día por Newt Gingrich, Ronald Reagan o George W. Bush.

   Por ejemplo: revocar en su totalidad la reforma sanitaria de Obama sería una gesto excesivamente radical --por no decir inútil: el presidente sólo tiene que ejercer su veto presidencial para anular tal iniciativa--, pero, con el control de la Cámara, sí que podrían negarse a financiar aspectos sustanciales del plan de reforma financiera que está desarrollando la Casa Blanca.

   "Los futuros líderes republicanos de la Cámara de Representantes no se caracterizan por su componente ideológico", apunta Jacob Weinsberg, del magacín 'Slate'. Ni el futuro presidente de la Cámara, John Boehner, ni el que será nuevo líder de la mayoría republicana, Eric Cantor, tienen especial interés en dinamitar las actuales estructuras políticas.
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