En las calles de Valdemoro, cada vez quedan menos barreras arquitectónicas y el mobiliario urbano está en perfecto estado. Y todo gracias a los llamados urbanitas, una docena de discapacitados intelectuales que trabajan para el Ayuntamiento.

Ataviados con el uniforme que les identifica como urbanitas, un cuaderno, un mapa, unas varas para medir y un móvil, doce personas de entre 23 y 40 años con algún grado de minusvalía a nivel intelectual, recorren Valdemoro en busca de algún desperfecto o de alguna barrera arquitectónica. Todos ellos forman parte del llamado Proyecto Urbanita que desarrolla la Concejalía de Acción Social, Mayor, Familia y Mujer del municipio desde el año 2005.
"Un día me pusieron sobre la mesa tres cuestiones: por un lado, unos chavales del centro ocupacional que se iban a quedar sin plaza; por otro lado, teníamos que elaborar un censo de personas con minusvalías en la localidad, y por último, había que eliminar las barreras arquitectónicas -recuerda Juana López, psicóloga y técnico de la concejalía de Acción Social- y todas estas cuestiones confluyen en el proyecto urbanita".

La finalidad de este proyecto, en el que también colabora la Fundación de la Universidad Autónoma de Madrid, es "integrar social y laboralmente a las personas con discapacidad intelectual ligera o moderada", señala María Ángeles de Cabo, coordinadora del proyecto. Y para conseguirlo, primero tuvieron un periodo de formación, impartida por psicólogos de la universidad. Durante ese tiempo, el equivalente a un curso escolar, los doce urbanitas aprendieron a orientarse, a a familiarizarse con los elementos urbanos objeto de observación y se iniciaron en el conocimiento de la informática.

Una vez acabada la formación, fueron contratados a jornada parcial para vigilar las calles de la ciudad, trabajo por el que perciben el salario mínimo interprofesional. El próximo 30 de junio finaliza el convenio firmado por la concejalía y la Fundación, y con ello, el contrato de trabajo que tienen los chicos. Hasta entonces, los doce urbanitas siguen recorriendo todos días la localidad con el fin de hacer de Valdemoro un lugar más accesible. "Algunas partes de Valdemoro han mejorado gracias a nuestro trabajo", asegura Jorge Folgueiras, uno de los urbanitas.
En Valdemoro son ya de sobra conocidos por la labor que realizan, y a menudo los vecinos les hacen sugerencias o peticiones. "Cuando no estoy trabajando, muchas veces los vecinos me dicen: ¿has visto que esto está mal? Y yo les digo que no estoy en mi jornada laboral, que me lo digan mañana", afirma con una sonrisa en la cara Iván del Prado, otro de los urbanitas.
El día a día de un urbanita

El proyecto, que fue ideado por el profesor de psicobiología de la Universidad Autónoma, Gregorio Gómez, establece dos tipos de urbanita: los que se dedican a velar por el mobiliario urbano y los que comprueban las posibles barreras arquitectónicas y la accesibilidad en las calles. Los primeros informan sobre si una papelera está rota, si hay algún socavón o si hay excrementos de perros. Los segundos se dedican a medir papeleras, bordillos rebajados o señales para comprobar que todo tiene la altura marcada por ley y que está adaptado para las personas con movilidad reducida.
"Salen en parejas y pasean por una pequeña zona, con un mapa, observando si algo está defectuoso o si se cumple con la legislación vigente", señala López. A veces van también acompañados de un tutor, pero muchos de ellos han adquirido ya autonomía y se desenvuelven con soltura solos. "Después con la información recogida en los recorridos, vuelven al centro de operaciones de la calle Apolo y realizan un informe en el ordenador que luego es remitido a la concejalía pertinente", afirma la técnico del Ayuntamiento.

Pero no son las únicas funciones que puede realizar un urbanita. "También pueden hacer un trabajo de apoyo al conserje. Están aprendiendo a recoger llamadas, a hacer fotocopias, reparten recados.. Pero además buzonean información municipal, controlan que se cumpla el horario de autobuses, ofrecen información sobre puntos de interés en el municipio", indica Juana López. Asimismo los urbanitas se han convertido en el pepito grillo de los conductores insolidarios, pues les recuerdan que sus coches están bloqueando un paso de peatones o que han aparcado en una plaza reservada a minusválidos. Para ello, "dejan unas notas en las que señalan que si se repite la acción, avisarán a la Policía Local", asegura de Cabo.
En vista de que el convenio acaba próximamente, y aún no se sabe si se renovará, a los urbanitas se les está preparando para hacer entrevistas laborales, se les enseña a hacer curricula, a navegar por internet para buscar trabajo... Según la Fundación de la Universidad Autónoma, los urbanitas están capacitados y se ofrecen para trabajar "como recepcionistas, teleoperadores, manipuladores, mozos de almacén, lavandería, limpieza, ayudantes, cajeros, jardinería...". Iván del Prado dice con pena que "me gustaría que esto siguiese, pero ahora estoy mirando en una bolsa de empleo". Además, la Fundación también se compromete a supervisar durante seis meses el trabajo de los urbanitas en las nuevas empresas para que puedan insertarse sin problemas.

El proyecto no sólo ha traído cambios y mejoras a Valdemoro, sino que "lo más importante es que los chicos han evolucionado muy favorablemente porque no hacen como si trabajasen, sino que realmente están haciendo un trabajo, que además es muy valioso", señala López. Una de las tutoras, Beatriz Besteiro señala también que gracias al proyecto urbanita, los discapacitados "se relacionan mejor con la gente, han aprendido a saber como responder, han mejorado el lenguaje, han adquirido más vocabulario y sobre todo son más responsables e independientes".
"La verdad es que mi vida ha cambiado en todo. Antes si se metían conmigo, respondía muy mal, ahora ya no me altero", recuerda Jorge Folgueiras. Cristina García, otra de los urbanitas, concluye orgullosa que "antes estaba en mi casa, sin hacer nada y aquí he aprendido muchas cosas. A mí, me ha hecho sentirme útil y valorada, por lo que me encantaría poder seguir aquí".