Con razón, Europa se inquieta

Todo parece ir lento en el tiempo en que vivimos, incluso la crisis financiera y la consecuente crisis económica que padecemos y cuyos efectos enormemente graves nos son todavía desconocidos. Es por eso por lo que la Unión Europea hizo sonar sus señales de alarma cuando en el último Consejo Europeo se aceptó algo tan importante como reformar los tratados modificados por el Tratado de Lisboa, incluidas sanciones que hagan posible la existencia de una verdadera unión económica. Algo así como si alguien se hunde, se hunde el barco y nos hundimos todos. Que la crisis financiera y la crisis económica tienen todavía un largo y costoso recorrido lo saben los expertos y lo sabemos todos, prácticamente se sabe desde finales de 2006. La lentitud de las respuestas tiene a su vez muchas explicaciones, la mayor parte vinculadas a la política del corto plazo con la que viven no pocos gobiernos. Tampoco es fácil que la Unión Europea aumente el ritmo de sus respuestas aunque fuera sonada la llamada de atención de Merkel y Sarkozy en Deauville, protestada por la Comisión –Vivianne Reading dixit- pero aceptada unánimemente en el Consejo Europeo.

El Presidente de Estados Unidos lo ha dicho bien claro con respecto a su país. Hemos aplicado la reforma financiera más drástica y los otros países del G-20 deben hacer lo mismo de manera urgente, hemos puesto en marcha un plan económico que nos ha llevado a cinco trimestres de crecimiento económico y diez meses de crecimiento del empleo en el sector privado. La Unión Europea está de uñas con los Estados Unidos porque la Reserva Federal aportará a la economía americana 600.000 millones de dólares y ello, que debilitará el dólar afecta duramente al euro y consecuentemente a la recuperación económica europea. China, Brasil y Alemania lo han criticado en Seúl, pero Obama ha defendido su política con firmeza.

    Y en esas estábamos cuando la BBC anunció el 13 de noviembre que funcionarios de la Unión Europea estaban en conversaciones preliminares con la República de Irlanda para solicitar un préstamo del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera de entre 60.000 y 80.000 millones de euros. Recordemos que el 2 de mayo la Unión Europea y el FMI acordaron un plan de rescate de 750.000 millones de euros para tratar de evitar que la crisis se extendiera por la eurozona, anunciando la creación el 10 de mayo de un fondo de estabilización colectivo para la eurozona mientras que los mayores países europeos adoptaron de grado o por fuerza, sus propios planes de ajuste de sus finanzas publicas, inaugurando una era de austeridad, mejor llamarla de supervivencia en la recesión en la que están instalados varios países.

    Que la noticia la diera la BBC tiene su lectura. Que el gobierno irlandés no la haya desmentido tiene su gravedad porque al parecer su déficit es del 32% del PIB y aunque el Primer Ministro ha manifestado tener cubiertas las necesidades de financiación del país hasta mediados de 2011, la presión sobre los Bonos soberanos irlandeses era enorme y la situación obligó el viernes a las cinco cinco mayores economías europeas, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia y España, a realizar una declaración conjunta refiriendo que la situación actual de ciertas Estados endeudados no afectaba al conjunto de la Unión y que cualquier mecanismo de rescate sólo entrará en vigencia después de mediados de 2013, es decir, tras la anunciada reforma de los Tratados.

¿Cuáles serán las siguientes conmociones económicas? Todos apuntan hacia el sur y, en primer lugar, a Portugal, en donde las primas de riesgo portuguesas llegaron en las últimas semanas a sus mayores niveles, planteándose paralelamente por el Gobierno un intento de reducir su déficit presupuestario que tiene muchas dificultades políticas. Su Ministro de Exteriores, Luís Filipe Marques Amado ha llegado a decir que la alternativa a la situación que afrontamos es, eventualmente, dejar el euro. Suenan también duras noticias que afectan a los demás países del sur y a sus sistemas financieros. Concretamente al acabar la cena de Seúl, la Vicepresidenta y Ministra de Economía española, Elena Salgado, consideraba razonable que en la veintena de entidades que tendrán que cumplir con unos requisitos regulatorios mayores por su papel en la economía mundial, formando parte de las denominadas “entidades sistémicas”, estarían Santander y BBVA. Entre las otras veinte se encuentran otros bancos europeos como UBS, C.Suisse, Societe Generale, BNP Paribas, Unicredit, Deutsche Bank, Intesa e ING; cuatro bancos: HSBC, Barclays, Royal Bank of Scotland y Standard Chartered y, entre los bancos norteamericanos: Goldman Sachs, JP Morgan, Morgan Stanley, Bank of America y Royal Bank of Canada.




* Rogelio Pérez-Bustamante. Catedrático Jean Monnet