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El PSC se libra del debate

El PSC se libra del debate

miércoles 24 de noviembre de 2010, 04:04h

Se diga lo que se diga, los socialistas catalanes se han librado del peligroso careo entre su líder, José Montilla, y su máximo rival, Artur Mas. Es evidente que es el PSC quien se ha quitado un peso de encima: no en vano, y porque conocen por dónde cojea el aún presidente de la Generalitat, todo lo que sea evitar la dialéctica -sobre todo si es directa- le conviene. Y, de hecho, en estas primeras horas posteriores a la negativa de la Junta Electoral Central (JEC) a enfrentar a su candidato Montilla al oponente Artur Mas, seguro que no han podido evitar su contento por la situación, por mucho que intenten disimularlo. A la vez que han buscado cualquier resquicio para atacar a quien parece, con gran seguridad, próximo presidente de la Generalitat.

El juego estratégico de la comunicación socialista, seguramente ideado por Jaume Collboni -¿recuerdos de Zaragoza?-, parece bien claro. En el principio, CiU ofrece un lógico debate entre los dos candidatos con posibilidades de ganar la presidencia de la Generalitat. Los socialistas lo aceptan pero se hacen los remolones a la hora de reconocer el acuerdo... Hasta que entienden que pueden manipular la historia y apropiarse de la iniciativa.

Llegados a este punto, y como conocen las limitaciones de su candidato en este campo, se inventan una nueva traba -la correspondencia de a uno en catalán, otro en castellano- para eludir la responsabilidad del 'cara a cara'. La estrategia, de nuevo, será que la imposibilidad son los vetos de CiU. A todo esto, y como pasa el tiempo y no se resuelve el tema, el 'souffle' mediático de la propuesta del debate en sí va perdiendo intensidad. Ya casi nadie se acuerda de la misma.

Pero el cálculo es perfecto, más que nada por el provecho que se puede sacar a su inviabilidad final, como interesa al PSC. Aprovechando el foco mediático que significa un debate televisivo entre todos los candidatos a gobernar Cataluña, Montilla se inventa (insisto, cuando ya parece generalizarse el olvido sobre la cuestión) el epílogo-órdago a Artur Mas. "El cara a cara, cuando quieras y sin imposiciones lingüísticas", le viene a decir Montilla a Mas quien, por cierto, también juega su farol mostrando su disponibilidad a entrar en el juego en horas intempestivas.

Y, así, entre la perplejidad de los fueras de juego de ambos líderes, sus jefes de campaña -el citado Collboni (o no, en su caso, el 'off-side') y David Madí por CiU- se cierra un acuerdo sin muchas posibilidades de prosperar por ley. Como, seguramente, saben todos los que hayan leído que la JEC obliga a comunicar con cinco días de antelación los acuerdos para llevar a cabo debates electorales en medios de comunicación. Entente, no obstante, que le sirve al PSC para 'vender' que la idea partió de sus filas, aspecto éste que es el que, en realidad, es el único que les interesa sobremanera: nunca la confrontación en sí.

Y lo hace, cabe especular, a sabiendas que la JEC, como decíamos, vetará la posibilidad aunque sólo sea por incumplimiento de plazos. Una cortapisa que a los socialistas catalanes, y a su estrategia, les va como anillo al dedo. Montilla no tiene que exhibir sus limitaciones dialécticas y creen conseguir que podrán echarle la culpa de la situación a Mas por aquello de las demoras provocadas por el uso del castellano que, en realidad, fue lo que sirvió a los socialistas para empezar a excusarse.

Historial de un desencuentro

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