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Locos por el fútbol

martes 30 de noviembre de 2010, 08:59h
En Buenos Aires existe un local que se llama “Locos por el fútbol” en pleno barrio de La Recoleta, uno de los más famosos de la ciudad, junto a un cementerio que es una joya monumental, para orgullo de quienes descansan allí eternamente. El bar tiene dos plantas y televisiones por todos los rincones para ver los partidos de fútbol. Hay que reservar para poder ver los partidos señalados. Y este lunes era un día especial también aquí para los argentinos con el Barça-Madrid que levanta tantas pasiones como en España. El taxista que nos llevó un par de horas antes a dar cuenta de una buena parrillada de carne sabía perfectamente la hora del partido. Se mantiene el corte excelente de los bifes, las tiras, los asados, en una Argentina que va recuperándose en lo económico y social, aunque en lo deportivo endereza el rumbo tras el fiasco Maradona como seleccionador en el Mundial. Fuimos a uno de los restaurantes tradicionales, La Estancia, en pleno centro bonaerense, mientras José, el taxista, nos aseguraba que el pipita Higuaín no podía jugar y a ver cómo iba el Madrid a parar a Messi, y que Di María iba a hacer un gran partido, error porque estuvo voluntarioso pero naufragó como todo el equipo. Cuando le contamos que estábamos allí por la Cumbre Iberoamericana en Mar del Plata, salió al paso con oficio: “la cumbre, este….., lindo lugar Mar del Plata”. No nos desanimamos, está claro que la construcción de la comunidad iberoamericana tiene un enorme déficit de conocimiento popular que sólo se queda en las fotos y las anécdotas y una escasa voluntad política de empeñarse en explicar bien a los ciudadanos las muchas utilidades de esta cita anual con programas tan importantes como el que se va a aprobar este fin de semana sobre la educación como integración social, el plan 2021 que pretende lograr un impulso fundamental para mejorar la educación de millones de iberoamericanos con una inversión prevista de 72.000 millones de euros en diez años.

Dieron las cinco de la tarde, hora futbolera más que taurina ayer, y Locos por el fútbol respondía a su fama. Lleno hasta la bandera y división de aficiones. Muchos argentinos con las camisetas respectivas, más del Barça que del Madrid; claro el equipo que gana títulos tiene más atracción. Ambiente de gala en el local, que dicen los cronistas deportivos, y celebración deportiva del palizón culé a unos merengones sin rumbo ni orden ni concierto. “Árbitro pero qué pitas…” Dio igual, nueva jugada de los bajitos, despiste de los portugueses y otro más. Y para eso se gasta Florentino 500 millones de euros en dos años, para que Guardiola ofrezca una nueva lección de que en esto del fútbol hay que hacer equipo, y si es con la cantera que sienta los colores, mejor; y no tanta figura un poco más disciplinada con el showman Mouriño que tiene todavía mucho trabajo por delante porque el 5-0 escuece un montón. No faltó la burla de un argentino culé cuando el voluntarioso pero fallón Cristiano Ronaldo, no peor que sus compañeros pero diana de las chanzas blaugranas, perdió un balón fruto de la impotencia y la desesperación: “92 millones de euros para eso... ja, ja, ja” Hubo deportividad, con pasión y con las ilusiones rotas nada más empezar el partido y ante la perspectiva de que el Madrid tiene mucho que mejorar todavía para ganar a un Barça motivado, preparado, conjuntado y un gran equipo en definitiva. Y así lo vivimos en Locos por el fútbol, mientras charlábamos después de la presidenta Cristina Fernández, de las asistencias a la cumbre, del problema de reconocimiento del gobierno de Honduras, de la trágica situación en Haití, del Brasil post Lula… y alguien se acordó de que después del varapalo de las catalanas para los socialistas, al menos, Zapatero se lleva una alegría con el 5 a 0; por lo menos tiene a la parroquia entretenida unas horas ya que, seguro, los mercados nos devuelven enseguida a la cruda realidad de la crisis.


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