El partido de fútbol Barça-Real Madrid de anteayer, el de la goleada de 5-0, fue el encuentro más visto de la historia en la modalidad de 'pago por visión'. Sin embargo, no llegaron a dos millones y medio los telespectadores españoles que presenciaron el encuentro, que en cadenas de televisión de otros países se ofrecía en abierto y gratis total. De haber sido emitido el partido sin necesidad de descodificadores o peajes, es seguro que hubiese superado los 10 millones de telespectadores, que es la cifra habitual de los grandes acontecimientos deportivos.
Cuando, en el último gobierno de
Aznar, se debatía sobre los derechos de las retransmisiones televisivas, se acuñó un término -“acontecimiento de interés nacional”- para que los grandes eventos eludiesen el pago por visión. El actual ejecutivo tiró a la papelera aquel proyecto, y hoy, si quieres ver un Barça-Madrid, que es el gran acontecimiento nacional del balompié, tienes que pagar y, si no, te lo pierdes.
Y nos preguntamos: ¿es justo que la Administración, que es la que otorga las licencias a las cadenas televisivas, se lave las manos, y no garantice a todos los españoles el acceso a los grandes eventos deportivos? ¿Es presentable dimitir de la condición de servicio público, y discriminar a la inmensa mayoría de los españoles, que no tienen acceso a las cadenas de pago? ¿Es justo que el negocio del fútbol se sustente en la desigualdad?
Por supuesto que respetamos el derecho de los clubs y de las televisiones a establecer sus estrategias comerciales, pero hay casos en que el Gobierno está obligado a garantizar el acceso al espectáculo de todos los españoles. De los españoles que pagan con sus impuestos la costosa Televisión Española, en la que se emiten tostones como los debates parlamentarios y, sin embargo, no se ofrece lo que de verdad interesa a una inmensa mayoría de los españoles. Y no digamos nada de las cadenas autonómicas o municipales, en que se transmite hasta el mensaje de Navidad del presidente regional o del alcalde.
Seguro que
Zapatero y sus ministros y sus secretarios de Estado y los presidentes autonómicos y sus consejeros y muchos alcaldes y sus concejales no han tenido problemas para ver con toda comodidad, y sin costarles un euro, el Barça-Real Madrid. Pero la inmensa mayoría de los españoles no han tenido esa suerte, y se han quedado a dos velas, y han visto secuencias del partido en los resúmenes enlatados de las televisiones generalistas. Por favor, señores del Gobierno, emitan en abierto lo que el pueblo demanda, y dejen el “pago por visión” para los debates parlamentarios o la rueda de prensa tras el consejo de ministros de los viernes. Así se enterarán de en qué país viven y de lo que vale un peine.
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