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Un Gobierno agotado: recta final

sábado 11 de diciembre de 2010, 13:20h
El presidente Rodríguez Zapatero ha querido aprovechar este viernes la ceremonia de entrega del Premio Nueva Economía Forum al Consejo Europeo, premio que recogió su presidente Herman Van Rompuy, para escenificar, ante el “todo Madrid” político y económico que siempre congregan los actos de Nueva Economía Forum, una situación optimista y por tanto irreal, permitiéndose incluso una advertencia a la canciller Merkel de que Alemania debe ser más solidaria con sus socios. Sucede que la canciller tiene fácil la respuesta de que Alemania es solidaria, pero sólo con aquellos de sus socios que hacen los deberes, lo que no es ciertamente el caso de España bajo la cada vez más desorientada política económica de Rodríguez Zapatero

Pocos analistas demoscópicos dudan que, si las elecciones generales tuvieran lugar en estos momentos, Mariano Rajoy tendría todas las probabilidades de convertirse en el nuevo inquilino de La Moncloa. Y es que Rodríguez Zapatero lanzando advertencias a Merkel es algo tan cercano al castizo género de la astracanada que conviene abrigarse para cuando llegue la respuesta de la dura y eficaz canciller alemana, ahora por si fuera poco en estrecha alianza con el francés Sarkozy, cuya opinión manifiestamente mejorable sobre Rodríguez Zapatero se filtró hace pocos días.

Es de sentido común que la alianza entre Merkel y Sarkozy, esto es, entre Alemania y Francia, determina la política de la Unión Europea, y es bien conocido que tanto la canciller Merkel como el presidente Sarkozy han expresado su deseo de que España completara esa alianza de las grandes naciones europeas, pero que lo consideran imposible mientras nuestro país esté gobernado por el personaje atrincherado en La Moncloa ya no sólo contra la oposición sino incluso contra el cada vez más visible crecimiento interno de sectores críticos dentro del propio PSOE, un partido que cuenta, entre sus cuadros dirigentes, con personalidades como Josep Borrell, Joaquín Almunia, López Aguilar y tantos otros de excelente nivel intelectual y académico.

Lo cierto es que en los principales niveles de decisión europeos y en los más poderosos países de la Unión se ha perdido por completo cualquier confianza en que el Reino de España haga correctamente los deberes frente a la crisis mientras siga el actual Gobierno en La Moncloa. Entre los sectores más preparados y sensibles del empresariado español se empieza a recorrer el camino desde el pesimismo hasta el miedo a lo que aún sería evitable, pero que sólo puede evitarse con un nuevo rumbo de la política económica y por tanto con una nueva mano en el timón de La Moncloa, nada menos que la temida, por toda Europa, default del Reino de España, tragedia que, por la importante magnitud de nuestra economía, pondría en peligro el euro mismo y la estabilidad política y económica nada menos que de la Unión Europea.

La pregunta del millón es si España está en condiciones todavía de evitar ese ominoso horizonte, y la respuesta de los expertos es que, sin la menor duda, aún es posible, pero que necesitamos un liderazgo creíble, capaz de movilizar a la ciudadanía, a los empresarios y a los trabajadores, en un esfuerzo racional y conjunto que no sería la primera vez que se hiciera. ¿Un nuevo Gobierno incluso con el PSOE? Desde luego que sí. Mientras tanto, crecen cada día la desolación y el miedo de los empresarios y de los trabajadores, el pesimismo, incluso el fatalismo ante la que ya se considera cada vez menos descartable posibilidad de esa default del Reino de España que produciría un auténtico terremoto en toda la economía de la Unión Europea.

Crece por tanto la demanda ciudadana de que los partidos de la oposición, de derechas y de izquierdas, pospongan sus diferencias en aras de una actuación concertada para sacar adelante una alternativa parlamentariamente viable al actual desgobierno de España –de “El desmoronamiento de España”, nada menos, lo califica como título el reciente libro de Alberto Recarte, cuya lectura recomiendo vivamente y en el que el prestigioso empresario y economista plantea toda una política de reformas para la salida de la crisis–.

Dice ahora Rodríguez Zapatero, en esa curiosa obsesión suya porque nunca una verdad le estropee un mensaje, que estamos “en la última curva” de la crisis e intenta trasladar, nada menos que a quien ha hecho bien sus deberes, esto es, a Alemania, la responsabilidad de salvar ese euro que el Gobierno español ha colocado al borde del abismo. Recibirá sin duda respuesta seria y cumplida de la canciller alemana, pero eso no es consuelo para quienes aquí dentro, esto es, los españoles, vemos como este político ha dilapidado los grandes frutos económicos y políticos de nuestra ejemplar transición.  
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