Según ha informado la empresa emisora, el próximo 31 de diciembre cesará en sus emisiones la cadena CNN+. Desaparecerá así un canal de informativos de 24 horas, en emisión abierta, con una apuesta clara por la información y el análisis riguroso de la actualidad. La atención de este canal a los acontecimientos internacionales ha sido destacada, contribuyendo a cubrir una tradicional carencia de los informativos de las cadenas de televisión españolas. Los equipos de CNN+ se han convertido en referencia nacional para la formación de la opinión pública con coberturas tan significativas –a veces en solitario– en nuestra historia reciente como las realizadas en los convulsos días que siguieron a los atentados terroristas de Madrid de 11 de marzo de 2004.
Asumiendo la orientación progresista de este canal, coherente con su empresa editora, la rejilla televisiva de espacios informativos sufrirá una importante merma, dejando en un virtual monopolio a los abundantes programas de orientación conservadora o abiertamente reaccionaria. Salvo que otra cadena, con sello de periodismo profesional y pluralista, venga a reemplazar este vacío, lo que hoy no parece probable, los televidentes veremos reducidas a la mínima expresión las opciones en el cuadro de programación de la TDT.
Para los ciudadanos de la Comunidad de Madrid, la situación es especialmente limitadora de las opciones disponibles en televisión, considerando el reparto actual de licencias. El modelo de debate político desarrollado en los diferentes espacios de la parrilla, en el horario estelar de noche, ofrece el siguiente panorama: programas con un pluralismo efectivo, por la presencia equilibrada de invitados representativos de la
derecha y la izquierda moderada (Hoy, de CNN+, y La Noche, de La 2 de TVE); con un pluralismo limitado, con clara inclinación conservadora (La Vuelta al Mundo, de Veo TV, Madrid Opina, de Telemadrid, y Noche 10, de La 10); y sin pluralismo, con un monopolio de posiciones derechistas (El Gato al Agua, de Intereconomía TV, Es la Noche de César, de Libertad Digital, y La Linterna, de Popular TV).
En esta situación, el cese de emisiones de CNN+ tendrá un impacto en televisión similar al que tendría en prensa el cierre de El País, dejando en el quiosco como opciones nacionales posibles a El Mundo, el ABC y la Gaceta, precisamente editoras de los programas de la actual rejilla de TDT. Semejante desproporción no se corresponde evidentemente con la composición ideológica de la sociedad española, manifestada en las encuestas de opinión y en los resultados electorales de más de treinta años de democracia. La gestión de la autoridad pública madrileña en la concesión de las licencias, con clara falta de neutralidad, y en el tratamiento de los espacios informativos de la cadena pública Telemadrid, con manifiesto sectarismo, supone un fraude a los derechos de los ciudadanos y un empobrecimiento de su capacidad crítica.
Un sistema democrático necesita unos medios de comunicación libres, que reflejen la diversidad social y la pluralidad de ideas políticas de la sociedad. El poder público tiene la obligación de garantizar un reparto equitativo de las licencias entre los operadores privados y una gestión profesional de los medios públicos, velando por satisfacer las demandas sociales y los intereses generales, entre los que el pluralismo político es fundamental. Es evidente que estas premisas no se cumplen en la actualidad y tienden a empeorar todavía más. La sociedad, y especialmente los progresistas, deben reaccionar ante este atropello que supone la ocupación masiva de las posiciones derechistas del espacio televisivo abierto.
A menos que se invierta la tendencia, el fantasma de la “italianización” de los medios está en el horizonte. Al descompensar el espectro ideológico de los medios de comunicación, inclinados a posiciones derechistas, desarmamos al ciudadano en su capacidad crítica y reducimos la calidad de la opinión pública. Determinados partidos y grupos de interés, al monopolizar la banda televisiva, están creando una atmósfera irrespirable.
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