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Pasaba por aquí: ¡No los ahorquen!

Pasaba por aquí: ¡No los ahorquen!

miércoles 15 de diciembre de 2010, 21:28h
Quizá haya pensado usted, amable lector, que con el énfasis de las exclamaciones del título pido al público en general que no linche a esos descontrolados controladores sobre quienes todo el mundo opina y, en general, para mal. No. No voy a mentar a las familias de esos señores y señoras. Y cualquier forma de violencia me parece inhumana además.

Cuando pido, por favor, que no los ahorquen, me refiero a esas lamentables efigies de Papá Noel que cada año por estas fechas comienzan a poblar las fachadas de nuestras casas. Ya sean unifamiliares o altas torres, los pobrecillos hombres del saco vestidos de rojo (enorme triunfo comercial por cierto de un afamado y feliz refresco) se encaraman a los ladrillos cara vista con un saco al hombro haciendo como que suben a dejar regalos en los hogares…

Por favor, por favor, dejen de ir a las tiendas de los chinos a adquirir esas lamentables figuras para luego colgarlas de su alféizar. No es bonito. No es navideño. No es original. Es una peste, créanme.

Y, hablando de pestes… ¿Es que en todo el resto del año nadie adquiere un perfume o una colonia? Me pregunto esto porque veo florecer casi en casa esquina perfumerías y tiendas con productos de belleza que, imagino, sobrevivirán de enero a noviembre vendiendo los productos que anuncian… ¿A qué viene pues ese tsunami de publicidad de perfumes que multitud de macizos y macizas nos invitan a adquirir justo ahora? ¿Es que olemos todos mal en diciembre? Me imagino a los pobres encargados de diseñar esas campañas olorosas mesándose los cabellos y sudando a mares (con lo mal que huele eso) intentando ser originales y colocar a la maciza de turno ora en la Torre Eiffel, ora en la Torre de Londres, ora en el Empire State y así sucesivamente, hasta que no quede un solo edificio donde ubicar a la perfumada y poco vestida dama.

Conforme me hago mayor, menos cosas entiendo, créame.

No entiendo lo de los controladores.

No sé por qué la gente compra en los chinos Papás Noel trepadores.

No sé por qué tenemos que ver veinte anuncios de perfumes en cualquier intermedio de la tele…

¡Ah! Quienes todavía tengan en su ventana (juro que las he visto) las banderas de cuando el Mundial, que las quiten, que también eran de los chinos y se quedan hechas una pena mora con el paso del tiempo. O bien pueden aprovechar la cuerda y colgar al Papá Noel si se empecinan. O asómense bien para mirar al tejado. Quizá tengan suerte y la chica maciza que anuncia un perfume carísimo esté retozando por la azotea para vendernos aromas, fragancias y el elixir de la eterna juventud…

Mira que somos raros. Nosotros y los controladores por supuesto.

Ana Ruiz Echauri. Periodista.
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