El PSOE ha aguantado el tirón de la investigación al senador y exalcalde socialista, Manuel Hurtado, mientras que las investigaciones sobre el desgobierno de sus años de mandato en el Ayuntamiento de Ceutí, pero la causa ha ido a mayores, como era previsible y el Tribunal Supremo se ha hecho cargo de las causas judiciales que se siguen contra él. El PSOE reaccionó, sin esperar explicaciones por parte de los imputados, a petición de la Fiscalía, en casos como la ‘Operación Ninette’ o el ‘Caso Limusa’. Pero han aguantado con el caso Hurtado hasta lo indecible, poniendo de manifiesto una doble vara de medir, que resulta inadmisible. O todos moros o todos cristianos, pero si no adoptan medidas contra Manuel Hurtado resultará impresentable, no lo que haga o deje de hacer Hurtado, sino lo que haga o deje de hacer el secretario general del PSOE murciano y actual director general del Sepes, bajo las órdenes directas del ministro José Blanco.
El PSOE debe pedir a Hurtado que entregue su acta de senador y expulsarlo cautelarmente, en aplicación de los mismos criterios que Saura aplicó contra otros. Si Saura no adopta las mismas medidas, de inmediato, el impresentable será él. Es cierto que podríamos incorporarlos, a Saura y a Hurtado, en la sección de impresentables, por los hechos que son objeto de investigación judicial, pues más allá de las responsabilidades penales se han puesto de manifiesto comportamientos administrativos –digamos- poco ortodoxos, pero a mayor responsabilidad, mayor nivel de exigencia. Si Pedro Saura no actúa contra Hurtado, habrá que preguntarse los motivos y no son pocos los que sospechan que si hasta ahora no se han adoptado medidas es para evitar que Hurtado pueda contar cosas incómodas para el PSOE. Si nada hay que temer al respecto, Pedro Saura ha de adoptar coherentemente.
Las investigaciones fiscales y judiciales tienen estas cosas, que por un sistema anticuado, lento, ineficiente –que no ineficaz- hace cargar sobre los justiciables las causas durante años, lo que unido a investigaciones policiales –a veces indecentes, que de todo hay y de todo se hablará- hace que el ciudadano objeto pasivo de una causa penal, paga doblemente, pues durante años –sí años- como en el caso de la ‘Operación Ninette’ da tiempo a que otros tribunales vayan pronunciándose sobre causas que forman parte de la investigación, con resultados favorables a los reos, las pesquisas policiales quedan al descubierto como miserables investigaciones en las que sin ningún atisbo de probidad se admiten sin que se expliquen racionalmente cómo se convierten en indicios racionales de criminalidad suficientes como para detener a una persona y poner fianzas que –según la Audiencia Provincial- "nunca debieron ponerse", y adoptar medidas universales contra el patrimonio de alguno de los detenidos, sin que previamente se haya hecho una prospección siquiera del supuesto daño al herario, conducta que la Jurisprudencia en otros casos ha corregido.
Es cierto que quedan abiertas las puertas a demandas civiles y/o penales contra quienes resulten que hayan hecho una investigación negligente, por calificarla suavemente, al menos en alguno de sus aspectos, pero nada devolverá el sufrimiento de más de CINCO años de instrucción.
Pues bien, pese a que todos los fallos y pericias van confirmando que del conjunto de acusaciones contra Juan Escudero, sobre las que no se ha informado con claridad nunca, no sólo de los tipos penales, sino de los hechos que justifican tales acusaciones por parte de fiscales, policías y jueces de instrucción; así como de las debidas motivaciones y justificaciones que llevaron a un juez de instrucción a intervenir las comunicaciones, a hacer seguimientos a hijos, esposas, etc…la ‘Operación Ninette’ sigue durmiendo el sueño de lo injusto, nadie exige con firmeza que justifiquen las acusaciones (La Policía ya debía haber entregado la segunda parte de un informe, la primera es un desastre que en modo alguno justifica las acusaciones que vertió sobre alguno de los detenidos).
Pese a la más que probable absolución o incluso no procesamiento de, por ejemplo, Juan Escudero; Pedrito Saura sin pensárselo un segundo cesó en el partido a Escudero. Ahora tiene que demostrar que es un hombre ecuánime, equilibrado y coherente y hacer lo propio con Manuel Hurtado.
Es el Tribunal Supremo el que ha cogido la causa por banda, y ya no valen bromas ni excusas de mal pagador, o actúa el PSOE, o el PSOE murciano mostrará el rostro de un partido sectario del que los votantes no deberían fiarse.
Yo, que conozco el sentido de la Justicia de alguno de los que mandan en la cosa, creo que adoptarán la medida de inmediato, sino fuera así, seguro que habrá muertos en el armario, que de abrirse, echarán peste, pero para ventilar el habitáculo y saber qué le ha pasado al cadáver que había dentro, hay que sacarlo, orearlo, hacer una inspección ocular macroscópica, para luego ir al detalle y descubrir las causa que motivó que el tal muerto esté oculto; dicho todo esto en estrictos términos políticos, evidentemente.
Si (
No(
