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Gobernar obedeciendo

Gobernar obedeciendo

miércoles 05 de enero de 2011, 16:12h

Enigmática frase que se ha convertido en el argumento central de los voceros gubernamentales para explicar la innecesaria crisis política y económica que Bolivia vivió en los últimos días del año 2010 y cuyas consecuencias se sentirán a lo largo del año que comienza.

Gobernar obedeciendo es la combinación criolla de elementos de la tradicional democracia representativa y rasgos de la democracia directa. Podría considerarse una feliz expresión que otorga uno de los primeros contenidos a la democracia comunitaria.

En la tradición liberal, existe un concepto que bien podría ser la madre del cordero. Gobernar legislando. Esto es, que los representantes elaboren normas que acompañen las decisiones gubernamentales. Expresado con otras palabras, gobernar con la ley en la mano o, parafraseando al poeta y político Franz Tamayo Solares, gobernar sometido a las leyes (La única servidumbre que no mancha es la servidumbre a la ley).

El novísimo concepto —Gobernar obedeciendo— no es el único producto rescatable de la crisis económica; el vocablo ya se encontraba incubando en el bagaje presidencial. A tiempo de asumir el mando del futuro Estado Plurinacional, en enero del 2006, señaló “Gobernaré escuchando al pueblo…”. La expresión renovada del aforismo presidencial vino con la abrogación del efímero Decreto Nº 748, frases que dieron la vuelta al mundo para que propios y extraños la hagan suya: “Prometí gobernar obedeciendo al pueblo, he escuchado y entendido a mis compañeros que me decían que (el reajuste) es importante, necesario, pero no oportuno (...), por eso he decidido, en esa conducta de mandar obedeciendo al pueblo, abrogar el Decreto Supremo 748 y los demás decretos que acompañan esta medida”.

El coronel Hugo Chávez, mucho antes, recogió la idea y la aliñó a su manera: “La tarea de los gobernantes latinoamericanos de izquierda es ‘mandar obedeciendo’ y no triturando al pueblo, como lo han hecho capitalistas y tiranos”, señaló el Presidente de Venezuela al recibir a su homólogo Evo Morales con ayuda humanitaria para los damnificados por inundaciones. La visita y la ayuda humanitaria (50 toneladas de arroz) ocurrieron un par de días antes del gasolinazo en Bolivia.

En democracia, gobernar es tomar decisiones por parte de las autoridades elegidas para ser gobierno y obedecer corresponde a los gobernados, a los ciudadanos, al pueblo. El Gobierno (Ejecutivo y Legislativo) diseña la ley y ambos, gobernantes y ciudadanos, se someten a ella. En esto se sintetiza el Gobierno de las leyes y no el Gobierno de hombres que había imaginado el genial Rousseau y que se convirtió en el demoledor argumento contra los autoritarismos y la discrecionalidad de los gobernantes. Otra forma de entender la dicotomía autoridad–obediencia es que los ciudadanos eligen al Gobierno (de manera democrática, mediante el sufragio universal) y los favorecidos con el voto toman decisiones en nombre y para beneficio de los ciudadanos. Por tanto, el ciudadano cede la compleja y agobiante tarea de gobernar a aquellos individuos que tienen el talento, la vocación, la voluntad y el deseo de gobernar.

Gobernar obedeciendo es un desafío intelectual y al mismo tiempo un desafío político. Gobernar obedeciendo al pueblo es tener la capacidad de escuchar todas las voces de la sociedad. Todas, sin exclusiones de ningún tipo. Menuda tarea, pero alentadora señal.

Politólogo

Carlos Cordero Carrafa

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