Funcionarios hartos de coles

Les prometí hacerme eco de un manifiesto de los "funcionarios cabreados" de la Junta que circula estos días por internet. Se titula "Como ser empleado público de la Junta de Andalucía". Se lo resumo. El documento dice que hay dos formas de ser empleado público en Andalucía: la "tonta" y la "lista". La primera es la que han hecho la inmensa mayoría de los funcionarios. A saber: Tener una carrera universitaria, FP o graduado escolar, diversos cursos, prácticas, varios master y comenzar sustituyendo a alguien en la Administración durante las fechas claves del 24, el 31 de diciembre o el 5 de enero, después los fines de semana, posteriormente buscar otra sustitución más larga para cubrir alguna baja por enfermedad, hacer varios cursos, presentarte a una oposición, hincar los codos, aprobarla y, por fin, conseguir una plaza en propiedad a cientos de kilómetros de tu familia. Para la forma "lista" no hace falta que tengas estudios ni que hayas trabajado antes. Basta tan sólo con tener el carné del PSOE, de CC.OO. o de UGT o amistad con alguno de los altos cargos del partido o de los sindicatos. Entonces te colocan en una de las cerca de cien empresas públicas que tiene la Junta de Andalucía a la que llegas por uno de estos dos procedimiento: el eléctrico, es decir, por enchufe, o el digital, a dedo. Así hay actualmente cerca de veintisiete mil funcionarios interinos en las citadas empresas públicas que no tienen la plaza en propiedad. El problema surge cuando las encuestas insisten en que el PSOE puede perder las próximas elecciones autonómicas y cerca de veinte mil "enchufados" en esta administración paralela pueden quedarse en el paro. Para evitarlo, el Gobierno andaluz que preside Pepe Griñán se inventa un decreto que pacta con CC.OO. y UGT para hacer fijos a todos ellos, eso sí, después de un proceso de selección que puede ser, como hemos dicho antes, eléctrico o digital. Los sindicatos más representativos de la Función Pública y que agrupan a más de las dos terceras partes de los funcionarios, Csif y Ustea, son ignorados en las negociaciones y tachados por la nueva hornada de dirigentes socialistas (la secretaria de Organización del PSOE-A, Susana Díaz, y el portavoz parlamentario, Mario Jiménez) como "pseudorrepresentantes fascistas de los funcionarios". Viva el talante negociador de Griñán.

Así están las cosas en Andalucía en estos momentos. Y prometen ponerse mucho peor para Pepe Griñán y sus muchachos. Después de diversas manifestaciones en todas las capitales andaluzas, de sonoras pitadas y caceroladas al presidente y a todos sus consejeros, el próximo 22 de enero se ha convocado una manifestación en Sevilla que puede ser multitudinaria. Csif y Ustea quieren sacar a la calle a más de cincuenta mil funcionarios de la Junta para demostrarle al PSOE que no se puede jugar con su futuro sin contar con ellos. Por lo pronto, han conseguido poner muy nerviosos a los socialistas y sé de algunos consejeros que han instalado cámaras de seguridad en sus departamentos para controlar los movimientos de los funcionarios díscolos. En ciertas dependencias de la Junta la coacción está llegando a ser extrema.

Es curioso cómo el PSOE es capaz de crear problemas donde nunca los hubo. Y Griñán, como le ocurre a Zapatero, aún más.Hasta el momento, y pese a que durante treinta años ha existido el enchufismo más descarado en la Administración andaluza, la función pública ha sido una balsa de aceite que apenas si ha protestado. La reciente bajada de sueldos ha podido ser la espita que ha disparado la conflictividad hasta ahora adromecida, pero el "decreto del enchufismo", como es conocido, ha sido la gota que ha hecho rebosar el vaso de su paciencia. Puede que Griñán lo lamente durante toda su vida.