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Regreso a Alemania

lunes 31 de enero de 2011, 09:06h
    La próxima visita a España de la canciller alemana Angela Merkel ha suscitado una gran expectación. El gobierno germano quiere comprobar de primera mano cómo van las reformas que España se comprometió, ante la Unión Europea, a introducir en su economía. Y, por otra parte, la señora Merkel y la media docena de ministros que la acompañan a la cumbre hispano-alemana intentarán impulsar ofertas de trabajo para que jóvenes especialistas españoles (ingenieros, arquitectos, docentes, sanitarios, etcétera) puedan trabajar temporalmente en aquel país, colaborando con el desarrollo de la economía alemana y aliviando las listas del paro de España, país en el que cada día se destruyen 1.500 empleos.

    La canciller Merkel no viene a España con un pan debajo del brazo, ni su visita obedece a los criterios paternalistas del “Bienvenido, míster Marshall”. Alemania es, junto a Francia, el país más interesado en evitar que cualquier nación europea tenga que pedir rescate a sus socios, y la situación de España le resulta preocupante. Con casi cinco millones de parados y con una tasa de desempleo del 20,3 por ciento  (frente a la alemana del 7,4), hay que reconocer, con realismo, que constituimos un problema para quienes ya han comenzado a superar la crisis, mientras aquí permanecemos en el fondo del pozo, y se ha demostrado que los famosos “brotes verdes” que algunos atisbaban son, por desgracia, un cuento chino.

      Jóvenes licenciados españoles están aprendiendo alemán a marchas forzadas para incorporarse a las ofertas de trabajo que, según los expertos, no son una “fuga de cerebros” sino la respuesta, impulsada por la crisis, con un paso adelante en una sociedad en pleno desarrollo y que evoluciona a toda velocidad. Pongamos el ejemplo de un joven arquitecto madrileño que, después de cinco años colaborando en varios estudios  (y nunca por más de mil euros mensuales) ahora se encuentra con que puede trabajar en Alemania por nunca menos de 4.000 euros, y valorado por sus empresarios y con posibilidades de formación y de promoción. Mientras tanto, en España la obra privada está hundida, y la pública prácticamente parada.

    Manténganse, pues, atentos a la visita de la canciller Merkel a España muchos profesionales  con formación e iniciativa, que saben en qué país viven y qué futuro les espera si no dan un paso adelante. Vendrán tiempos mejores, ojalá, pero esto es lo que hay, si a ustedes les parece.




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