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LA CRISIS Y LOS PERNICIOSOS EFECTOS DE POBREZA QUE CONLLEVA

LA CRISIS Y LOS PERNICIOSOS EFECTOS DE POBREZA QUE CONLLEVA

martes 01 de febrero de 2011, 20:32h

Inmersos en plena crisis económica estamos padeciendo sus nefastos efectos, aunque muchos podemos esquivarlos, de una u otra manera, pero por desgracia hay a quienes les ha cogido de lleno, como una tempestad, se han quedado sin trabajo y seguidamente, al no poder hacerse cargo de los pagos de alquiler o de los plazos de la hipoteca de su vivienda, han perdido incluso su hogar.

En ese extremo desgraciado no son pocos los ciudadanos que se encuentran, llegando a ser cientos de miles en toda España, sin que hasta ahora haya habido una solución para su dramático problema, que en la mayoría de los casos han acabado con sus pertenencias personales en plena calle. Algo que nos parece extremadamente injusto en esta situación excepcional donde hasta las obligaciones públicas se suspenden o cercenan por normas dictadas por las propias Administraciones Públicas, en tanto que tales situaciones de excepción no le son alegables a los afectados por este marasmo económico y social. Pues escasas son las situaciones que se pueden narrar de contemporización con la dificultad ajena sobrevenida, tanto por parte de las Administraciones Públicas en defensa de sus ciudadanos, como por parte de una banca que ha sido, en gran medida el origen del problema financiero internacional, por sus errores de cálculo y la desmedida codicia de una economía basada en la especulación y en un consumismo irracional.

Pero resulta aún más sangrante, si analizamos el desarrollo de los acontecimientos, y las soluciones dadas en otros países de nuestro entorno. Ya que, por un lado, la banca fue auxiliada en muchos países, por sus respectivos gobiernos, inyectándole dinero público de todos, para evitar el colapso financiero; y además, en otros países, se admite por la legislación la dación en pago, por la que entregando la casa te liberas de la deuda hipotecaria, cuestión que no admite nuestro derecho, pues mantiene la responsabilidad civil por deudas con los bienes presentes y futuros hasta saldar la deuda, y en el caso de adjudicarse la banca acreedora la vivienda, lo hacen por la mitad de la deuda, quedando pendiente de pago la otra mitad. Algo injusto a todas luces, por cuanto esa misma banca tasó el valor de la vivienda de forma que el crédito hipotecario estuviera garantizado con la misma vivienda.

Así que no nos resulta extraño, sino todo lo contrario, que los afectados por estas lamentables situaciones se movilicen en defensa de sus derechos y de un trato más solidario y digno por parte de las Administraciones Públicas que deberían de haber reformado nuestra legislación para hacerla más justa mediante la admisión de la dación en pago, de igual forma que se admite en países tan capitalistas como puedan ser EEUU u Holanda. Si bien, no entendemos la insolidaridad del resto de la población que permanece inerme a esta problemática, en vez de apoyar a los afectados de hoy, pues mañana aquellos pueden ser también afectados.

El caso de la banca es paradójico, pues debería tener mayor consideración con los deudores, en otro tiempo clientes suyos hasta que por motivos ajenos a su voluntad se han visto en tan difícil y desagradable situación. Esa misma banca que condona deudas de créditos para las campañas electorales a partidos políticos; esa misma banca que ha negociado con los hasta ahora afectados, mientras le sirvió e interesó; esa misma banca que ha especulado hasta la extenuación, que ha errado en su codiciosa pretensión de crecimiento continuo de beneficios, que ha pagado sueldos astronómicos a sus altos directivos, y que de la que ha partido el origen de la crisis, teniendo que haber recurrido a poner la mano vergonzante ante los gobiernos para que les dieran dinero público y les salvaran de la quiebra; esa es la banca que debería tener mayor conciencia con este sector social desvalido para no acabar de hundirles desahuciándoles por impago. Es cierto que son negocios mercantiles con ánimo de lucro, y no entidades benéficas, pero no es menos cierto que cuando quieren –en medio de tanta apariencia de éxitos económicos- hacen obras sociales, pues dentro de las mismas que se dediquen los fondos de estas a ayudar a estas víctimas de su propio sistema, en vez de pagar conciertos, cuadros millonarios, u obras que casi nadie leería; pues la necesidad de estas personas es prioritaria al marketing que se pueda hacer con subvenciones o ayudas a la cultura o a la ecología.

Y por último, en nuestro país, no es raro encontrarse con la contradicción de que la banca que, a veces desahucia a los deudores hipotecarios en plena crisis económica y financiera, sean las cajas de ahorro, entidades casi autóctonas de nuestro sistema de crédito y ahorro que se generaron como auténticos "montes de piedad" para socorrer al necesitado, promover el ahorro entre las clases trabajadoras, y evitar la usura, y como otras muchas cosas en la vida, se han ido desnaturalizando y convirtiéndose en una modalidad de banca autóctona, intervenida en su gestión por los órganos autonómicos territoriales de la misma, que participan en su Dirección, quedando apenas un remoto remedo de su origen como montepíos, para ser una modalidad bancaria más, de amplia actuación capitalista en competencia dentro de los mercados financieros con la banca tradicional. Algo que no deja de ser un sarcasmo.

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