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La riqueza no puede ocultarse

La riqueza no puede ocultarse

viernes 04 de febrero de 2011, 17:49h

... y Pilieri, un señor, que así vive, ¿es el ladrón que a boca abierta señala el chavismo? No me cuadra

En mi niñez, más de una vez escuché a los mayores decir que había dos cosas que no se podían esconder: la riqueza y la hermosura. Esa frase, en boca de las abuelas, siempre me pareció curiosa y chistosa. Al dejar de ser un niño comprobé su veracidad. Sobre la hermosura, nada que comentar. Cuando una dama es hermosa, simplemente lo es; lo que está a la vista no necesita anteojos. Pero es sobre la riqueza de lo que deseo escribir.

Desde los diputados chavistas en sus discursos en la sesión de instalación hasta el mismísimo presidente Chávez, han señalado públicamente que el diputado electo con una enorme votación por Yaracuy, Biagio Pilieri, es un ladrón. Lo acusan de "supuestamente" haberse robado millones de bolívares cuando fue alcalde de su pueblo. No sólo lo acusan; ya lo juzgaron y lo sentenciaron de ladrón, aun cuando el Poder Judicial ha determinado dos veces que no lo es.

Más allá de la gravísima acusación pública que le hacen, sin detenerse en la difamación y posibles delitos contra su honor y reputación, prevalidos de sus inmunidades parlamentarias tan constitucionalmente adquiridas en el mismo proceso electoral en el que fue electo Pilieri, han usado y abusado del control institucional que ejercen para impedirle gozar de ese mismo fuero parlamentario desde el mismo momento de su proclamación como ganador por el CNE, como lo manda el Artículo 200 de la Constitución. En una histórica sentencia, el TSJ interpretó lo que no tenía interpretación y recortó la inmunidad parlamentaria, dándole vigencia solo desde la juramentación del diputado y no desde su proclamación, como textualmente lo señala la Constitución.

Bajo esa interpretación se le ha impedido al Diputado electo y proclamado ir a la sede del Parlamento a juramentarse para ejercer el cargo que sus electores le confiaron pero, además, se continuó un juicio que ha debido ser paralizado desde el momento de su proclamación. Ese juicio era el segundo que se le seguía por la misma causa. El primero fue repuesto y reabierto cuando no se encontraron elementos probatorios que pudieran determinar que el diputado electo y proclamado era un ladrón. Iniciaron un nuevo juicio, esta vez con escabinos. Luego de todo lo alegado por las partes y de tratar de probar los supuestos hechos por los que se le juzgaba, la conclusión fue la misma: inocente. La justicia ha dicho dos veces que Pilieri no es un ladrón. Entonces el TSJ se metió de pronto en el proceso; reclamó el juicio en un avocamiento de oficio, lo domicilió en Caracas y ordenó su reposición.

En palabras sencillas, el TSJ ordenó que se realice un tercer juicio sobre los mismos hechos que ya en dos oportunidades no pudieron ser probados. No se libera al Diputado, no se le permite juramentarse para asumir su cargo y, por el contrario, se ordena que permanezca detenido y sea trasladado a Caracas para juzgarlo.

Le dicen ladrón ante los medios de comunicación pero ha sido declarado inocente en dos oportunidades. Y es a eso a lo que me quiero referir: la riqueza no se puede ocultar, como bien lo decían las abuelas. A muchos que han sido funcionarios públicos, tanto de la cuarta como de la quinta, los venezolanos hemos visto cómo de ser personas humildes y sencillas, cambiaron de pronto y se tornaron en personas con bienes y símbolos de riqueza que jamás han podido alcanzar con los salarios de los cargos públicos que han ocupado. Tanto antes como ahora hay muchísimos funcionarios honestos que viven ajustados a los salarios que devengan y que no son ladrones. Eso se nota. Pero también se nota cuando alguien vivía ajustado y de repente cambia de vivienda, cambia de carro, le compra carro a su señora, le regala joyas costosas que luce sin ningún complejo (ello sin contar con la colección de relojes de lujo que él mismo intercambia en su muñeca), muda a sus hijos de la escuela pública donde estudiaban a otra paga y de mayor "estatus", se hace socio de un club privado, sale de viaje con la familia y regresa por Maiquetía con más maletas y cajas que un rey saudita. Todo eso se nota, y a eso se referían las abuelas.

Al diputado electo y proclamado Biagio Pilieri no se le notan esos signos de riqueza que siempre se le notan al ladrón. Vive en el mismo primer piso en el cual siempre ha vivido, con sus mismos muebles y sus mismos peroles, lo cual a muchos extraña pues al ingresar a su vivienda se observa austeridad, humildad, pulcritud y conservación de sus cosas viejas pero en buen estado. Su vivienda es austera y nada espaciosa. Está sobre un local comercial en donde siempre ha estado su negocio familiar. Es entonces cuando uno compara y se pregunta: y este señor, que así vive, ¿es el ladrón que a boca abierta señala el chavismo? No me cuadra.

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