La ministra española de Defensa,
Carme Chacón, no ha desmentido que se esté estudiando una posible intervención militar de la comunidad internacional en Libia para parar la masacre que está realizando el ya conocido y consentido dictador
Muamar el Gadafi. Fuentes oficiales han confirmado que se están realizando gestiones en el seno de las Naciones Unidas, que de momento se han limitado a pedir una investigación sobre la represión del régimen libio contra los manifestantes durante la tarde-noche de este lunes con la utilización de aviones de combate para ametrallar a los opositores, de proyectiles de mortero y de carros de combate con un elevado número de víctimas mortales, todavía sin determinar por falta de información fiable. Las protestas han continuado, a pesar de la dura represión, y la oposición asegura que controla buena parte de Bengasi, segunda ciudad del país. Gadafi grabó un exabrupto que emitió anoche la televisión oficial libia diciendo que está en Trípoli y no en Venezuela como dicen la radio de los perros. Una más de sus excentricidades pero lo que está encima de la mesa de las cancillerías occidentales son las medidas a tomar para parar una masacre que está costando muchas vidas y que podría representar un dique de contención a la ola democrática que está sacudiendo varios países de Oriente Medio y del norte de África. Gadafi demuestra que no es Mubarak ni
Ben Alí, y con el todavía más excéntrico de su hijo, que amenazó con una guerra civil, está reprimiendo y asesinado sin piedad a su pueblo.
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La ministra española de Defensa no ha querido dar detalles de las gestiones que se están realizando para valorar la situación en Libia y “adoptar medidas que vayan en la buena dirección”, una declaración vacía para evitar cualquier compromiso pero sin rechazar de entrada la posibilidad de una intervención. Anoche, la reacción de la administración de Estados Unidos fue categórica en un comunicado de la secretaria de Estado,
Hillary Clinton:” es hora de detener este inaceptable baño de sangre". Clinton afirmó que está en contacto con otros Gobiernos para estudiar las medidas que es necesario adoptar.
La cadena de televisión Aljazeera, con una cobertura excepcional de la situación, es la única que aporta novedades de la situación interna a pesar del bloqueo informativo impuesto por el régimen de Gadafi. Ha podido constatar como en la frontera de Libia con Egipto hay numerosas personas que pretenden abandonar el país, mientras la autopista en Bengasi ha sido destruída. En una de las numerosas entrevistas que enriquecen su cobertura informativa, un intelectual libio en el exilio se preguntaba :”a cuantos más tiene que matar Gadafi para que la comunidad internacional haga algo”.
La posibilidad de una intervención está siendo analizada y la postura a esta hora es esperar al desarrollo de los acontecimientos por la necesidad de lograr un apoyo general en Naciones Unidas y definir quién y cómo realizaría una intervención muy arriesgada y con una previsión de muchos costes económicos y quizá humanos. Y, sobre todo, que se defina una solución postGadafi para evitar el caos y la confusión que podría resultar como un boomerang en contra de la comunidad internacional.
En cualquier caso, se elevan cada vez más voces que reclaman que no se puede abandonar a su suerte al pueblo libio después de que la comunidad internacional ha estado animando las protestas que reclaman libertad y democracia contra dictaduras que han tenido una reacción pacífica como en Túnez o en Egipto, pero que en el caso de Libia, como era de esperar, se está llevando a cabo una represión a sangre y fuego de los manifestantes; una opción que rompería la dinámica que algunos pretenden para toda la zona, con una ingenuidad sorprendente y más propia de un mundo féliz que no existe.
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