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Los valientes del 23-F

Los valientes del 23-F

jueves 24 de febrero de 2011, 10:52h

¿Qué queda de las celebraciones y rememoraciones del 30 aniversario del frustrado golpe de Estado del 23-F? Quedan intentos de cerrar de una vez el asunto “como asignatura pendiente de investigar”, además de las fotografías y bromas del Rey, relajado y satisfecho porque “ahora duermo muy bien, no como aquella noche”. Y sobre todo, parece quedar claro el propósito de desacreditar o desautorizar versiones singulares que han aparecido últimamente en un libro de éxito, como la que atribuye toda la “invención” del golpe al mismísimo Jefe del Estado... ¿Está ya todo dicho, comprobado y verificado? No es probable, por más que el propio Rey don Juan Carlos haya proclamado que “se conoce toda la verdad”. O casi,...”Y si no, la inventan...”, ha dicho de manera despectiva. Por si faltaba algo o alguien, Alfonso Guerra ha sacado a colación las grabaciones que, asegura, se efectuaron de todas las llamadas telefónicas entre los presentes en el Congreso y “gente de fuera”, en esas horas cruciales. Guerra, con estas revelaciones, no hace otra cosa que revitalizar “la parte civil” del golpe, que en su momento casi se redujo al sindicalista García Carrés y el diario El Alcázar, pero que muy probablemente fue bastante más amplia, y ha continuado en la más profunda oscuridad y secreto. ¿Quién podría guardar esas cintas?, se pregunta Guerra. Posiblemente sea una cuestión que debiera contestar el que fue presidente del Gobierno “en funciones”, en aquellas horas críticas, Francisco Laína, también recuperado para la actualidad en estas últimas horas desde su lugar de jubilación, en Avila. Laína se convirtió en depositario de todos los secretos e intimidades de aquel golpe frustrado, y por él pasaron todas las conversaciones y todos los personajes... Laína dice que está escribiendo sus memorias, pero es dudoso que esté decidido a contarlo todo... Cuando menos, las cuestiones más delicadas que, con seguridad, aún ignoramos. Por lo demás, las celebraciones de este feliz 23-F-11 han sido oportunidad para, sobre todo, honrar la memoria de dos valientes de aquella fecha, Suárez y Mellado, ambos con excepcional protagonismo en las grabaciones televisivas que hemos heredado de aquella tarde aciaga, cuando, sobre todo, cundió el miedo a que el “experimento democrático” hubiera sido efímero y brevísimo...  Por lo demás, algunos se quejan de que el presidente del Congreso, José Bono, se convirtiera en personaje central de las celebraciones, incluso como “anfitrión del Rey” y de los diputados de aquellas fechas. Bono, que ya estaba en la dirección del Congreso hace treinta años, y que ahora lo preside, ha querido hacer justicia con el ex presidente del Gobierno Adolfo Suárez y ha rememorado las críticas "inmisericordes, absolutamente horribles" que recibió antes del 23-F de sus adversarios, entre los que se ha incluido, de la prensa y de sus amigos. Hoy, es impensable una crónica a don Adolfo, víctima del Alzheimer. Pero las palabras de Bono, en el discurso con el que recordaba el intento de golpe de Estado de hace 30 años, levantaron murmullos e incluso fueron interrumpidas por una cerrada ovación, a la que se sumaron diputados y ex parlamentarios de todos los grupos políticos. Bono no dudó en definir la figura de Adolfo Suárez, "tan criticada", como "la principal" de aquella época, lo que provocó la primera ovación desde los escaños. Una reacción que, en opinión del presidente del Congreso, le habría encantado a Suárez: "Ojalá se le pudiera hacer llegar el cerrado aplauso de los militares, del jefe del Estado mayor de la Defensa", ha dicho mirando hacia la tribuna de invitados, donde se sentaban los uniformados. Recordó Bono, "la entereza y el aplomo" de Suárez en las horas decisivas del 23-F, que le otorgaron para siempre el respeto de todos los españoles. "Pocas personas han llegado a conectar en la historia de España con tanta adhesión social como la que hoy tiene Adolfo Suárez; y pocas personas podrán exhibir el cambio que se ha producido desde esta situación actual a aquellas críticas inmisericordes, absolutamente horribles que recibió de nosotros, sus adversarios, de la prensa, y de ustedes, sus amigos", dijo Bono mirando hacia la bancada donde en 1981 se sentaba la UCD y hoy el PP. Era de justicia rendir este homenaje al expresidente y poner en valor a una persona que "no puede defenderse, que no puede hablar", argumentó Bono, para quien “Suárez merecía el mejor de los aplausos de la tarde". Y lo ha recibido. En otro escenario diferente, su ministerio, la ministra de Defensa, Carme Chacón, rendía homenaje al otro valiente de aquella fecha: Gutiérrez Mellado. Mellado sufrió, como hemos tenido oportunidad de revisar en las imágenes del Congreso, como los golpistas le ponían la zancadilla para echarlo a tierra.

Hubo más valientes, Carrillo fue el tercer hombre que no obedeció la orden de “todos al suelo”, que obedecimos todos los demás presentes.  O Fraga, que al final de aquellas horas de secuestro, abría su camisa para retar a los golpistas: “Disparen sobre mí”... Aunque de ese episodio no han quedado imágenes. El Rey no dudó en mostrar su simpatía y reconocimiento tanto a Carrillo como a Fraga, “dos viejos amigos”...

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