martes 01 de marzo de 2011, 17:11h
Hacer una primera página (portada o tapa o apertura) es una obra de arte: como en la estética, el objetivo es que no sobre ni falte nada acerca de la información más relevante del día.
La primera página envía un mensaje muy fuerte al lector, en especial por los titulares y las fotografías.
Los titulares y las fotografías deben ser atractivos y seductores, pero nunca, en ningún caso, manipulados para vender más ejemplares o para “impresionar” a los potenciales compradores.
Esos titulares y esas fotografías deben ser de calidad, de excelencia, pero sobre la base de los hechos, no de las opiniones.
Su objetivo es estimular a los lectores a reflexionar sobre los temas que el Diario considera son de la mayor importancia para el interés general.
Pero, también, motivar a los lectores a que sean críticos con el Diario, a que aporten con sus ideas, pensamientos y puntos de vista, a que se conviertan en parte de la producción informativa del medio.
El debate acerca de lo que debe o no debe ir en Portada es infinito y quizás la única respuesta coherente es que los temas que van en ella se identifiquen con los valores sociales, con los principios colectivos y con el bien común.
La primera página representa las prioridades noticiosas o temáticas del Diario, pero no es infalible ni pretende acertar al 100 por ciento en los temas elegidos.
Es una propuesta de agenda en la cual el Diario pone en juego su capacidad de conexión con el lector, una propuesta que el lector puede acoger o criticar. Eso ocurre, en realidad, cuando el lector decide comprar o no comprar el periódico lo cual, en otras palabras, es confiar o no confiar en el medio.
La primera página, en función de la sociedad, es una oportunidad para reflexionar.
Y también una manera de recoger lo que la sociedad quiere decirse a sí misma a través del Diario.