Tiene guasa

 Tiene guasa que el Gobierno de la "Generalitat " valenciana, cuyo presidente, Francisco Camps, está procesado por "cohecho impropio" haya financiado con 397.000 euros, la película "Crematorio". Una obra que se ha estrenado bajo el reclamo de ser "una serie sobre la corrupción en España".

   Imagino que a Rafael Chirbes, autor de la amarga y potente novela de la que ha nacido el guión, semejante deriva le habrá parecido congruente con el espíritu y hasta con los manejos de los personajes  de la trama que dan vida a su anatómico relato sobre el poder y la hibrys de los poderosos. La arrogancia que junto a la avaricia es el gran motor de la corrupción que rodea la política. Corrupción que en la novela centra mucho en paisajes valencianos, pero que bien podría haber descrito lances andaluces (Eres del "fondo de reptiles de la Junta), madrileños ("Gürtel") o baleares ("Palmanova").

   Lo de la subvención no deja de ser un gesto emparentado con el sarcasmo. Aunque no creo que Camps estuviera al día de una decisión tomada por el Instituto Valenciano del Audiovisual y de la Cinematografía (IVAC), estoy seguro de que cuando haya visto que el logo de la "Generalitat" flanquea la leyenda que trata de sintetizar el contenido de la obra, no habrá podido evitar una sonrisa. De recochineo. De saber que, pese a todas las historias que han trascendido por las escuchas y las andanzas de su "amiguito del alma",  (Álvaro Pérez, "el Bigotes", personaje que parece sacado de la "Escopeta Nacional"), las encuestas de intención de voto le absuelven y pronostican que volverá a ganar las elecciones. Ignoro si el señor Camps era fumador antes de la Ley Pajín, pero estoy seguro que se habrá fumado un puro viendo plácidamente el primer capítulo de la serie. Quién mejor que él para ponderar el realismo de la obra. Ya digo, la cosa tiene guasa.