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Impuesto de Desarrollo Sostenible (IDS) para preservar el medio ambiente

lunes 18 de junio de 2007, 14:20h

            Desde hace 35 años que Naciones Unidas se preocupan del Medio Ambiente y del Desarrollo Sostenible, por medio de Conferencias, Cumbres Mundiales, Día Mundial del Medio Ambiente, Objetivos del Tercer Milenio, etc, el tema ha crecido en popularidad, conocimiento y preocupación ciudadana.

            Durante esos años los científicos han debatido si realmente la emisión de gases contaminantes a la atmósfera era dañina para el Medio Ambiente, aceleraba el Cambio Climático, destruía la vida de los seres vivos y ecosistemas del Planeta, y constituía un peligro de extinción para la Especie Humana.

            En las Cumbres celebradas después de Río (1992) se trató de reducir la contaminación en plazos de tiempo y coeficientes de tanto por ciento. Salió a la luz la dificultada de los políticos para ordenar reducir el “Desarrollo contaminante”, al tener que disminuir los coeficientes de emisiones dañinos al Medio Ambiente, y mantener, al mismo tiempo, el alto nivel de vida de los Ciudadanos, no dispuestos a perder la situación de bienestar alcanzada. Grandes Estados desarrollados no firmaron Kyoto. Existen fuertes intereses económicos. Inventan la compra de “bonos contaminantes” a países sin industria que contaminan menos.

Hoy existe consenso general por parte de la Comunidad Científica y de Naciones Unidas, del gran peligro de la Contaminación: UNA NUEVA CRISIS, en la relación del conflicto del Hombre con el Medio Ambiente. Es necesario cambiar la postura y la acción de los Seres Humanos con el Medio Ambiente. De enemigo dañino del Medio Ambiente”, ha de transformarse en “amigo” y posteriormente en “protector” del Medio Ambiente. No será fácil, requerirá tiempo: Pero como dijo Jean Monnet, solo ven los Hombres la necesidad del cambio en tiempo de crisis como el actual en que vivimos.

            Por esta razón, la aparición del nuevo libro “Estrategias para la Tierra y el Espacio: Geoísmo y Cosmoísmo” (Espasa - Calpe, 2007) es un acontecimiento científico importante y de trascendencia mundial. Dirigido por el Dr. Arquitecto Antonio Lamela, Presidente Fundador de Estudio Lamela de Arquitectura y Urbanismo, Premio Rey Jaime I de Urbanismo, Paisaje y Sostenibilidad, Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil, Medalla de Oro del Trabajo, Premio Extraordinario a la Mejor Iniciativa Ambiental en la categoría de empresas, Académico de la Real Academia de Doctores y de la Real Academia Española de la Mar. Ha sido coordinado por el Dr. Fernando Melini, profesor titular de Geografía Humana en la Universidad Autónoma de Madrid. Está prologado por el Dr. Santiago Grisolía, Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, presidente de la Fundación Valenciana de Estudios e Investigaciones Avanzadas, Presidente del Comité de Coordinación Científica de la UNESCO para el Proyecto Genoma Humano, presidente Ejecutivo de los premios Rey Jaime I, académico, doctor Honoris Causa de universidades españolas y extranjeras.

            Con estos tres destacados científicos han trabajado en equipo numerosos profesores, investigadores especialistas con las más altas cualificaciones de universidades de Madrid, Sevilla y Barcelona, así como colaboradores españoles e iberoamericanos, en los temas que comprenden el amplio e interesante Índice, presentado en dos volúmenes, con un total de 740 páginas.

            Se definen en este libro, lleno de ideas, los conceptos de Geoísmo y Cosmoísmo.

El Geoísmo se puede explicar como una propuesta de disciplina y práctica profesional que pretende contribuir a ordenar territorialmente, en primer lugar, el Planeta en su conjunto, dando respuesta a los problemas globales – entre otros posibles métodos a través de directrices e indicadores mundiales – y, en segundo lugar, a partes del mismo, influyendo en la planificación supramunicipal, que tendría en cuenta aquellas directrices y que se evaluaría respecto a tales indicadores.

            Se pretende con el Geoísmo: un desarrollo socioeconómico. Que gestione eficaz y lógicamente, los recursos terráqueos; una Sociedad Humana con las menores desigualdades en desnutrición, carencia de agua potable y de saneamiento; una máxima protección medioambiental y coherencia en la utilización y organización del Territorio Planetario a corto, medio y largo plazo.

            El Urbanismo es la ciencia de ordenación de la ciudad o urbe.

            El Cosmoísmo, ordena la utilización por parte del Hombre del Universo o Cosmos.

            Al considerar la conveniencia de instaurar una Autoridad Internacional del Medio Ambiente, el Dr. Lamela considera que una política medioambiental global necesita una financiación no solo por parte de los Estados, sino también de fondos recaudados a partir del principio de que quién contamine debe pagar.

            Toda actividad necesita una base económica para realizarse y en la Naturaleza hay recursos, como el agua, cada vez más escasos. Ahorro de fuentes de energía y poner precio a ciertos recursos, parecen medidas evidentes y necesarias.

            Tras analizar los pros y contras de algunos mecanismos de financiación de la conservación del Medio Ambiente, tales como: Impuestos Medioambientales, o impuestos ecológicos, que pretenden proteger y mejorar el entorno natural contribuyendo a conseguir un desarrollo deseable y sostenible; Intercambios de deuda por Naturaleza, cuyos objetivos son reducir la deuda de naciones en vías de desarrollo e incrementar los recursos que se pueden destinar a la conservación; La Transferencia de derechos de desarrollo a los propietarios de las áreas con valores naturales a preservar, se les asigna edificabilidad a cambio de que sus propiedades queden bien conservadas; Fondos orientados a la Naturaleza, es uno de los mecanismos para abordar la conservación de la biodiversidad y la utilización sostenible de los recursos; El Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), nació en la Cumbre de Río de Janeiro (1992) destinado al Medio Ambiente y Desarrollo, pero al estar exclusivamente vinculado al Banco Mundial, no parece aconsejable.

            Ante las insuficiencias del FMAM y, particularmente, ante la necesidad de obtener unos recursos mucho mayores, el Geoísmo considera necesario establecer, de forma paulatina, un Impuesto de Desarrollo Sostenible (IDS) en el mayor número posible de naciones, gestionado, al menos en parte, por organismos vinculados a las Naciones Unidas, como sería la OETM. Gravaría los productos que sean responsables de una mayor contaminación y que, al mismo tiempo, no sean de primera necesidad, o que siendo imprescindibles, tengan alternativas económicamente viables que generen un menor impacto medioambiental. Algunos posibles ejemplos serían: los automóviles de gasolina y diésel, pagando más de lo que implican un mayor deterioro medioambiental, como los todoterreno, a la vez que quedarían exentos los que favorezcan la utilización de energías alternativas; la viviendas unifamiliares, que tributarían más si no incorporan los últimos avances en eficiencia energética y en utilización de energías alternativas; los aparatos de aire acondicionado; los productos de ocio más contaminantes, como las motos acuáticas; los sistemas de producción de electricidad en función de su incidencia medioambiental, gravándose más, a partir de un consumo mínimo exento, la procedente del carbón que la del petróleo, y a esta más que al gas natural, mientras que las energías renovables quedarían exentas; etc. El IDS habría que instaurarlo progresivamente, de forma que los incrementos de la productividad absorban el impacto que en caso contrario tendría sobre la inflación. Se aplicaría en el mayor número posible de naciones, si bien su implementación es prioritaria en los países más desarrollados.

            El IDS es una propuesta que no será fácilmente aceptada por las naciones desarrolladas, por lo que las posibilidades de que se pueda llevar a la práctica son complicadas. Sin embargo, aquí se propone ilusionadamente por que se considera imprescindible el comenzar a crear conciencia social a favor de esta idea, al igual que de otras que vayan en el mismo sentido.

            El Impuesto al Desarrollo es ¿Una solución o una Utopía? Hoy es una Utopía en el momento de proponerlo el Dr. Lamela. Mañana será una realidad. La llegada del Hombre a la Luna fue una utopía durante siglos. En 1968 se convirtió en realidad. Se trata de una idea innovadora que la Humanidad debe aceptar y conseguir sea llevada a la practica.

            También hay que considerar que en relación al Medio Ambiente, no solo los Estados son importantes, los Ciudadanos jugamos un papel básico y decisivo. Creo que una solución ecológica educativa como representa la “Declaración Universal del Hombre ante la Naturaleza” a promulgar por Naciones Unidas y cuyo Anteproyecto he publicado en 1997, con el fin de que los niños en los colegios se familiaricen con el Medio Ambiente, aprendan a no contaminar, ahorrar energía, etc. ayudaría a la aceptación de este nuevo impuesto, especialmente si las nuevas ideas aprendidas por los hijos no son contradichas en el seno familiar, por los padres o hermanos mayores que se muestran más escépticos ante ellas, como ocurre en otros temas, tales como el respeto a las normas de tráfico.

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