Nadie en su sano juicio, a poco que conozca los mecanismos por los que se rige la democracia, es capaz de montar un expolio como el que, desde el pasado sábado, han organizado los seguidores de Acción Nacionalista Vasca en el bizcaitarra Ayuntamiento de Ondárroa, cuya lista fue proscrita y anulada por el Tribunal Supremo en vísperas del inicio de la campaña electoral de las municipales del 27M.
Impasible el ademán, con rostro de iluminados y estolidez bovina, seguidores y seguidoras de la formación ultranacionalista vasca, ondeando banderolas y bufandas, al modo de los hooligans de fútbol, ocupan la Casa Consistorial e impiden a las concejales electos la recogida de sus actas respectivas. Y lo hacen, ¡toma ya!, en nombre de la democracia. Y con razonamientos tan peregrinos como el de que de haberse presentado a los comicios, seguro que barrían en las urnas. Resultaría hasta felliniano, cómicamente felliniano, amén de surrealista, de no ser por la clara voluntad de matonismo político (aquellas partidas de la porra, de las que, hacen menos de cien años, echaban mano los caciques de la carcundia rural) de la que hacen ostentación en nombre de la Euskal Herría Abertzale y Sozialista. Ellos, los batasunos de siempre, con collar de la ANV, son los únicos demócratas, los únicos de izquierdas, los poseedores de la verdad absoluta, los depositarios de las esencias, los auténticos hijos de Aitor. ¡Y nosotros sin enterarnos, coño!.
Mientras tanto, los poderes públicos, entre atónitos y prudentes, andan dándole vueltas a la compleja situación legal planteada. Y no será el columnista quien les critique por ello, ciertamente. Porque la algarada ondarresa de las hordas batasunas, ese órdago a la grande que lanzan, es, a todas luces una provocación política y una llamada a la intervención terrorista, cínicamente planteada como una “respuesta a la opresión que sufre el pueblo vasco”. Lo qu podríamos considerar como un insulto a la propia inteligencia, si es que esa fauna la tiene. Que como que no.
Cualquier solución que se le quiera dar al caso onadarrés siempre será mala. Las escasas opciones que se presentan son a cual peor. Es la astucia de los malvados, de los malvados y tontos. Más peligrosa que media tonelada de goma-2.