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Conmemora el 25 aniversario de la catástrofe

Chernobil, vista desde los ojos de Igor Kostin, un fotoreportero 'nuclear'

Chernobil, vista desde los ojos de Igor Kostin, un fotoreportero 'nuclear'

martes 05 de abril de 2011, 18:16h
Retroceda 25 años. Viaje mentalmente a Ucrania. Y sitúese en Chernobil. Hasta allí se trasladó Igor Kostin, un reportero moldavo, con la única finalidad de fotografiar la realidad de la explosión de la central nuclear. El libro 'Chernobil. Confesiones de un reportero' (ed. Efadós) relata con un testimonio en primera persona y una gran cantidad de imágenes lo que sucedió desde aquel 26 de abril de 1986 hasta 1992. La más impactante, la primera y única fotografía realizada pocas horas después la explosión de la central.
Este año se cumplen 25 años de la catástrofe de Chernobil. Razón por la cual la editorial Efadós ha aprovechado la oportunidad y ha editado el libro 'Chernobil. Confesiones de un reportero' de Igor Kostin. Fue el único fotógrafo que consiguió capturar la instantánea que daría la vuelta al mundo.   Es el autor de la única prueba patente del estado en que quedó la central de Chernobil el mismo día de su explosión. También fue la única imagen que 'salió viva' de ese carrete. Porque el resto, debido a las altas radiaciones nucleares que había en la zona, se revelaron todas en negro.   Y esto fue sólo el principio. Durante más de cinco años, Igor Kostin viajó regularmente a la ciudad ucraniana. Sin miedo, se mimetizaba con los liquidadores, viajó a los pueblos situados alrededor de la ciudad fantasma, se vistió con trajes de plomo, se subió a helicópteros, camiones y tanques para llegar a lugares donde estaba prohibido… todo ello para fotografiar la realidad que vivió Chernobil.   Una realidad todavía oculta y desconocida para la humanidad debido al secretismo que el gobierno soviético tuvo y sigue teniendo respecto a la catástrofe. Y que gracias a las fotografías recogidas en el libro, la catástrofe nuclear comienza a tener menos "agujeros negros de información", como relata Galia Ackerman, comisaria de la exposición que se realizó para conmemorar el 25 aniversario de la catástrofe nuclear ucraniana.   Repercusiones sociales y naturales Chernobil quedó destrozado. No sólo las casas, los pueblos y ciudades que había alrededor o las ciudades de otros países limítrofes con Ucrania. Chernobil también fue una catástrofe humana. Muchas personas murieron por culpa de las altas radiaciones, otras quedaron 'heridas' de por vida, mucha gente nació con malformaciones genéticas.   Hubo animales que salieron con ocho patas, peces flemáticos y más gordos de lo normal, árboles con ramas horizontales, patatas y vegetales que contenían altos niveles de cesio-137 con alta carga de isótopos radioactivos… Y la población se alimentaba de ellos, no había otra cosa que llevarse a la boca. Morían por su consumición.   Igor Kostin ha conseguido traer a la mente de la sociedad lo que fue, lo que ha sido y lo que sigue siendo Chernobil.
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