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La única duda, ¿Por qué ahora?

martes 03 de mayo de 2011, 08:09h
No es muy educado desear la muerte de nadie, pero está absolutamente claro que este mundo va a ser mejor sin la presencia de sujetos como Osama Bin Laden. No hace falta consultar al trabajador de los ascensores de las Torres Gemelas, a los viajeros de los trenes de Atocha en Madrid, a los turistas de Bali, a los usuarios del metro de Londres, a los trabajadores del banco HSBC de Estambul, a los huéspedes de los hoteles de Bombay, a los marroquíes de Casablanca, a los …. por desgracia es tan abundante la lista que la desaparición de Osama Bin Laden es una buena noticia para el mundo civilizado y decente. Pero, sobre todo, para el mundo árabe y musulmán que tanto ha sufrido los ataques de unos iluminados ambiciosos e inteligentes que ansiaban el poder en países como Arabia Saudí, Egipto, Marruecos y que golpeaba en Occidente para debilitar a los protectores de una situación condicionada por el negocio del petróleo: poder y energía. La acción de los cuerpos especiales ha sido impecable para los intereses de quien dio la orden: el presidente Barack Obama. Seguro que ahora surgirán diversas versiones cuestionando los detalles o las perspicacias correspondientes a intereses electoralistas. Lo que está claro es que el objetivo era liquidar a un símbolo como Bin Laden y, en segundo término, capturar la mayor información posible. Es un problema mostrar las imágenes de un cadáver desfigurado por un balazo. Es una necesidad atajar cualquier especulación sobre la auténtica identidad del cadáver. Es una cuestión de confianza y credibilidad en los gobernantes que cumplen son sus obligaciones con el mayor rigor y profesionalidad. La idea de enterrar en cadáver en el mar es una buena iniciativa para evitar en el futuro una peregrinación conflictiva a una tumba terrestre. Era mejor dejar la opción de la “oración por el ausente” y cumplir la tradición islámica de enterrar el cadáver en las 24 horas siguientes a la muerte. Y dejarle vivo no era una buena opción porque se abriría una guerra jurídica complicada e incierta por las pruebas que habría que aportar más allá de las cicatrices de los atentados terroristas de autoría franquiciada y, sobre todo, porque era una invitación a la cadena de acciones terroristas para intentar la liberación del líder, desde secuestros de aviones a acciones en todo tipo de objetivos. Pero volviendo a la pregunta de, ¿Por qué ahora? Hay mucha especulación encima de la mesa. Desde un lanzamiento fantástico de Obama para la reelección en 2012, a un reforzamiento del papel occidental en el mundo árabe y musulmán; y al que nos podemos apuntar con mayor posibilidad de acierto, para liquidar una referencia que condicionaba cualquier negociación que se pudiera emprender con los taliban en Afganistán para alcanzar una salida parecida a la que ha logrado una cierta estabilidad en Irak. Hay muchos cabos sueltos e intereses que satisfacer, pero de momento se ha eliminado un símbolo pero queda la organización y las franquicias repartidas por el mundo y, sobre todo, las razones que utilizan los terroristas para embaucar a demasiados incautos. - Lea también: Y ahora, la alerta mundial: Occidente teme la venganza tras la muerte de Bin Laden Un experto afirma que arrojar un cadáver al mar contradice la 'sharia'
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