De sondeos, porras e insultos que no lo son
miércoles 04 de mayo de 2011, 21:25h
Como es debutante en esto de las elecciones, “El Topillo” ha decidido ir guardando en una carpeta todos los sondeos tanto autonómicos como municipales que se vayan publicando a la espera de que llegue la noche del 22 de mayo y proceder a cotejarlos con los resultados reales que salgan de las urnas. Así pues, pueden ir afinando las empresas demoscópicas si no quieren que en la jornada poselectoral les saquemos los colores.
Entretanto, en paralelo a las encuestas hay quien se anima a realizar su propia porra electoral, la cual puede coincidir mucho, poco o nada con aquellas. La que hizo ayer el candidato socialista a la alcaldía de Valladolid, Óscar Puente, coincide mas bien poco. Frente a esas encuestas que atribuyen al alcalde Javier León de la Riva un reforzamiento de su actual mayoría absoluta raspada (15 concejales) hasta los 16, 17 o incluso los 18 ediles, Puente pronostica que el PP se quedará en 14, el PSOE conservará los 13 actuales e Izquierda Unida pasará de uno a dos. Dando por descontado el apoyo de IU, dicha porra situaría al candidato socialista en la alcaldía vallisoletana.
El que de momento no se ha atrevido a hacer su porra es su tocayo el candidato a la presidencia de la Junta, Óscar López, quién ayer le acompañó durante el maratón “24 horas por Valladolid” que ambos han concluido esta mañana. López, que ayer pidió públicas disculpas a Juan Vicente Herrera por las ofensas que éste dice haber recibido del dirigente socialista, se desayunó ayer con toda una serie de “cumplidos” dedicados por José Antonio de Santiago-Juárez (en esta ocasión en su condición de vicesecretario regional del PP). De Santiago, que es de los que acusa a López de haber insultado a Herrera, calificaba al candidato socialista de “paracaidista faltón” y “cunero” que “ni trabaja en Castilla y León ni paga sus impuestos en Castilla y León”. ¿El insultador insultado?
En absoluto. De Santiago-Juárez jamás insulta. Nada más lejos de su ánimo. Como psiquiatra que es de profesión, lo suyo son descripciones, dictámenes y diagnósticos siempre de lo más aséptico. El problema es que sus adversarios políticos no lo entienden así y los interpretan erróneamente como invectivas o diatribas. Y menos mal que De Santiago tiene la suerte de tener a su vera a un colega, el doctor Antonio María Sáez, que permanentemente le hace notar ese fastidioso riesgo de ser malinterpretado. “El Topillo” lo hace constar para que en lo sucesivo nadie se considere insultado sin motivo alguno.